Quique Velasco: «Muchas veces digo que los chicos de esta Escuela son demasiado buenas personas para jugar al fútbol”

Quique Velasco: «Muchas veces digo que los chicos de esta Escuela son demasiado buenas personas para jugar al fútbol”

José Enrique Velasco, entrenador del Cadete A

«Lo más gratificante para mí es que mis jugadores jueguen bien y lleguen al juvenil o más arriba»

Este experimentado entrenador define su experiencia en la EDM como “totalmente gratificante”, y asegura que aquí se ha encontrado mucha materia prima, una filosofía que le gusta y comparte y una calidad humana excepcional entre todos los miembros de la Escuela

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Alejandro Posilio

Este padre madrileño de dos niñas vive su quinta temporada en la Escuela Deportiva Moratalaz, durante las cuales siempre ha entrenado a equipos cadetes, además de haber compartido ese puesto con el de segundo entrenador del Aficionado B durante dos temporadas y media. Asegura que le encanta entrenar a adolescentes, con la dificultad que conlleva convivir con jóvenes de esta edad, con los que, según afirma, hay que ser más psicólogo que entrenador de técnica y táctica. Actualmente trabaja como diseñador gráfico y encargado en una empresa de imprenta y rotulación, y se toma el entrenar como un pasatiempo que la apasiona. También dedica su tiempo de ocio a salir con los amigos y a ejercer de cocinilla, pues disfruta degustando buenos manjares, así como cocinándolos.

¿Cómo llegaste a la Escuela?

Conocía a Jorge de años atrás. Venía de entrenar al juvenil del Valdemoro, adonde me había llevado muchos jugadores desde Madrid. Dejé de trabajar allí y vine a ofrecerle una serie de jugadores que le podían interesar cuando él ascendió a Autonómica con el juvenil. Me preguntó que qué hacía, y le contesté que ese año no tenía pensado hacer nada. Me dijo que si me interesaba entrenar aquí, y le respondí que sí. Fue una gran decisión, porque el primer año quedamos campeones. Y con la actual, ya llevo cinco temporadas aquí.

¿Qué equipos comenzaste llevando en la EDM?

Empecé en el cadete A y llevo cinco años con este equipo. Jorge me preguntó si me interesaba el cadete y le contesté que podíamos probar. Y me sorprendió muchísimo, porque de donde venía, tenía que llevar yo los futbolistas de Madrid, porque allí la cultura de entrenamiento es totalmente diferente. Aquí  me encontré con la filosofía de la Escuela, que es mucho mejor.

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Quique lleva cinco temporadas entrenando en la EDM.

¿Qué diferencias ves entre la Escuela y los otros clubes que conoces?

En Valdemoro estuve dos años y medio, y veo muchas diferencias. Aquello es un club con otro tipo de intereses. Aquí hay mucha más materia prima para trabajar. Allí primaba más querer jugar siendo del pueblo y sin entrenar. Y cuando yo llegué, no pudo ser así.

¿Y en otros aspectos?

La estructura que tiene la Escuela y la calidad humana de toda la gente, tanto directivos, como coordinadores,  compañeros entrenadores y los jugadores. Muchas veces digo que los chicos de esta Escuela son demasiado buenas personas para jugar al fútbol.

 

¿Cómo empezaste en esto del fútbol?

Empecé jugando cuando era pequeño y llegué al Moscardó de Tercera, donde fui compañero de Guti, el director Deportivo de la Escuela. Empecé a entrenar en el Gigantes, de Arganzuela, cuando jugaba en Tercera División, y de ahí pasé a la Escuela San Fermín, donde estuve muchos años y anteriormente había jugado. Ahora, curiosamente, vivo en ese barrio. Y de San Fermín pasé a Valdemoro.

¿Cómo definirías tu experiencia en la Escuela?

Totalmente gratificante. Me he encontrado aquí mucha materia prima, una filosofía que comparto y me gusta, calidad humana total y muchos chavales.

¿Entrenas al equipo que realmente te gusta, cadetes formados por adolescentes, o preferirías dirigir a conjuntos de niños pequeños o mayores de aficionados?

He entrenado de todo. También tuve la experiencia en la Escuela durante dos años y medio de ser segundo entrenador del Aficionado B, y no fue lo que me esperaba. Pero de todo se aprende.  La primera vuelta de la primera temporada estuve de segundo entrenador con César, y la segunda, con Suso; y al año siguiente llegó Guti, que me propuso ser su segundo, y le dije que sí. Fue un año complicado, pero aprendí mucho. Pero ahora entreno lo que realmente me gusta. Me encanta el fútbol base. Es una categoría muy complicada, porque es una edad difícil. Pero estoy acostumbrado y me gusta.

¿Te gustaría entrenar al Aficionado A algún día?

No es un objetivo, me gusta entrenar a los chavales. No me planteo el fútbol como una salida profesional.

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A Quique le encanta entrenar a jugadores adolescentes.

¿Qué gratificación te da entrenar, al no poder ser la económica?

No sabría explicarlo. Es mucho esfuerzo de horas y tiempo. Pero el trabajo diario me reconforta y, sobre todo, ver que muchísimos jugadores de los que han pasado por mis manos están, incluso, en el aficionado. Y creo que alguno llegará a ser algo, como poco jugará en Tercera División. Estamos en ello.

¿El hecho de que cada año tengas jugadores diferentes es mejor para ti? ¿No sería preferible estar más años con los mismos jugadores, aunque tuvieras que cambiar de categoría?

Creo que todos los chavales deberían pasar por muchos entrenadores, porque al que le caes bien, le vas a caer mejor, y al que le caes mal, le vas a caer peor. Los chavales tienen que pasar por diferentes entrenadores. Aunque la filosofía es la misma, la metodología de trabajo es diferente en cada entrenador. Dependiendo de la categoría en la que entrenas, necesitas más mano izquierda u otras características. Creo que para los chavales es mejor pasar por diferentes entrenadores.

¿Compartes la filosofía de la Escuela de primar el toque por encima de todo?

Totalmente.

¿Es más complicado enseñar este estilo que otros?

Sí y no. Lo difícil es entenderla, que es lo que nosotros intentamos que hagan los chavales. Jugar así lo puede intentar todo el mundo, pero entender la filosofía es más complicado. Porque luego está el competir y, a veces, esta filosofía conlleva que se compita menos. Hay circunstancias, como la de plantear los partidos en función del rival, que esta filosofía no permite. Yo no planteo los partidos nunca en función del rival. Al contrario, siempre insisto en que los chavales jueguen con nuestra filosofía de combinación. Pero a veces te tocan rivales que ya te conocen, saben cómo juegas, cada vez más, y al no preparar esos partidos en función del rival, el contrario compite mejor que tú.

¿Pero se puede jugar con fútbol de combinación y llevar a cabo estrategias que disminuyan el poder del rival?

Al estar en una escuela, traicionaría la filosofía si preparo un partido en función de qué rival sea. Le das información en cuanto a ciertos jugadores y ciertas características de tu juego, pero no cambiamos nuestra manera de jugar ya tengamos como rival al Atlético o al último clasificado.

¿Esto hace que obtengas peores resultados?

Sí, pero opino, y se lo digo mucho a los chavales, que no me importa el resultado. No me vale ganar a cualquier precio.  Quiero que jueguen bien, pero para mí es mucho más gratificante que jueguen bien y estén en un juvenil o más arriba a que el equipo haya ganado muchos partidos.

Entrenas con jugadores que son adolescentes en plena formación, inmaduros e imprevisibles. ¿Cómo lo llevas?

Bien. Hay que ser como una goma, tirando y soltando, tirando y soltando. Siempre hay que tener un poco de mano izquierda, sobre todo, el segundo año. Peo creo que al final se acordarán del entrenador que tuvieron que les apretaba mucho, y dirán: ¡Qué razón tenía!

 

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Este experto entrenador comparte la filosofía de juego combinativo.

¿Con estas edades hay que ser más psicólogo o entrenador?

Hay que ser más psicólogo que entrenador. Es la parte más importante.

¿Al estar tratando durante tanto tiempo con chavales de estas edades, has aprendido  cosas nuevas que te permiten tratar mejor con ellos?

Aprendo cosas de ellos constantemente. Cada grupo te enseña cosas nuevas.

¿Y qué es lo que más te ha llamado la atención de ellos?

Buena pregunta. Es difícil explicarlo.  Ya no me sorprenden cada año. Más bien al contrario, en el sentido de que lo tienen todo. Se sacrifican poco, pero va con la sociedad en que vivimos: queremos sacar el máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo. Y piensan así, cada vez más, porque lo tienen todo. La vida cada vez la tienen más fácil.

¿Tienes algún recuerdo especial de algún equipo en particular o de algún jugador?

En Valdemoro tuve una mala experiencia, al tener que poner a jugadores hijos de directivos sin sacrificio. Pero en la Escuela han sido casi todos los equipos iguales. Han sido grupos diferentes, en uno con más amigos y en otros con menos, unos más técnicos y otros menos técnicos. Pero no he tenido ningún equipo que me haya llenado ni ninguno con quien lo haya pasado mal.

¿Cómo evalúas a final de temporada si ha sido buena o mala?

Siempre digo lo mismo: lo que más me importa es que al año siguiente sigan jugando. Esta edad es la frontera entre poder disfrutar mucho más tiempo del fútbol o empezar a dejarlo, porque tienen otras inquietudes, el fútbol deja de ser la primera opción, aparecen las niñas, las salidas. Creo que es la frontera para seguir jugando mucho más años. Me alegra mucho que haya muchos jugadores que han pasado por mis manos jugando en el juvenil ahora mismo.

Hace unos días perdisteis 10-0 contra el Atlético de Madrid. ¿Cómo afecta al entrenador y a los jugadores un resultado de este calibre?

Curiosamente, este año hemos perdido dos veces por 10-0. Hace tres años perdí por 12-0, aunque no estaba ese día en el banquillo, por circunstancias personales. Pero creo que al entrenador le afecta más que a los jugadores. Sientes impotencia. Pero lo que más me preocupa es la imagen que da el equipo. La gente ve 10-0 y lo primero que piensa es que malos que son estos chicos.  También me preocupa la mella que pueda hacer este mal resultado en el día a día.

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Su experiencia le aconseja ser distante con los padres de los jugadores.

¿Y cómo influyen estos resultados en el trabajo de los jugadores?

Cuando hay un resultado así, lo mejor es resaltar en la primera charla que hay que olvidar lo sucedido. No se puede echar marcha atrás y solo podemos corregir aspectos que hemos hecho mal en ese partido.  Pero no se ha perdido una guerra, solo un partido. Creo que los jugadores lo han entendido. Además, hay partidos en los que el rival es muy superior, y más con nuestra filosofía de juego, de ir a cualquier campo con puertas abiertas.

¿Tras recibir una paliza así hay que trabajar más el aspecto psicológico durante los siguientes días?

Sí, hay que recuperar la moral de alguno individualmente. Mi experiencia me dice que lo mejor es borrón y cuenta nueva. No hay que lamentarse. Son tres puntos nada más.

¿Fue un accidente o fue causa de un mal trabajo durante la semana?

No creo que obedezca a una mala semana de trabajo. Son partidos que en el momento en que te meten un número determinado de goles, ya no existe ni táctica ni psicología ni nada. No se puede hacer más.

¿En el último partido con el Atlético, qué gol marcó esta línea?

Creo que el cuarto, y lo pronto que nos lo metieron.

¿Todavía piensas que puedes llegar a vivir del  fútbol algún día?

No, ni lo pretendo.

¿Entonces, entrenar para ti es un simple hobby?

Sí. Es un hobby que me encanta. El fútbol me gusta mucho, de hecho todavía sigo jugando, y si me tomara esto como una profesión, me iría muy mal.

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Para Quique, entrenar es un pasatiempo con el que disfruta.

¿Cómo es la relación con los padres?

Respetuosa. Mi experiencia de tiempo atrás me dice que tiene que ser distante. Estoy abierto al diálogo con todos, pero no quiero involucrarme, por experiencias anteriores que no fueron positivas. La relación tiene que ser cordial y afectuosa en todo momento, pero tiene que haber distancia entre el padre y el entrenador.

¿Los padres presionan mucho en la Escuela?

Creo que no, aunque hay de todo. Pero es lógico, el padre quiere que su hijo juegue siempre, y lo entiendo, aunque no lo comparta.

¿Hay chavales que juegan la fútbol porque a quien le gusta realmente es al padre?

Sí, hay mucho padre futbolista frustrado. Hay chavales, sobre todo en edades tempranas, que viene a jugar porque su padre quiere que sea el Cristiano Ronaldo del momento, cuando a lo mejor al chaval le das una raqueta y lo hace mejor que al fútbol. Ese padre, en concreto, es el que da problemas.

¿Trabajas con los jugadores el trato al árbitro?

Sí, les insisto en que el árbitro es como nosotros, que se puede confundir o fallar, como nosotros lo hacemos con un gol o en un pase. Lo que pasa es que el fallo de un árbitro se ve más e influye más en el resultado que el de un jugador. Como seres humanos que son, si no les ayudamos, el fútbol sale perjudicado.

¿Los chavales son receptivos a esa filosofía?

Sí. Es un tema que me preocupa mucho, la imagen de equipo, no protestar. Pero repito, en esta escuela somos demasiado buenas personas para este deporte.

¿Qué cambiarías en la Escuela?

A veces, para ser más competitivos no deberíamos premiar a gente que no se lo merece, en cuanto a compartir minutos en algunas categorías. Está claro que todos tienen que jugar, pero no a cualquier precio. Hay chavales que no se merecen jugar por su falta de asistencia u otras cosas. Esto es como el colegio, te dan el privilegio de venir a entrenarte, pero que te aprueban en el examen es otra historia.

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