Dos partidos disputados simultáneamente el viernes por la tarde con una gran afluencia de público
Manuel Vela
Los dos partidos amistosos del Prebenjamín B y del Prebenjamín C sirven para configurar los equipos y rodarlos, ya que estamos a principio de temporada y, como es lógico, lo menos importante es el resultado.
Disfruto extraordinariamente viendo a los pequeños pelear tras los balones .Todos corriendo juntos tras él y los padres, abuelos y demás familiares gritando el nombre del chico y aconsejándole lo que debe hacer. Afortunadamente, los chicos no hacen mucho caso a sus familiares y, sin embargo, sus entrenadores, hablo de los de la ED Moratalaz, rara vez dan un grito y son escuchados y obedecidos en la medida que un niño de esa edad hace ambas cosas.
La consecución de un gol es celebrada como si de la final de la Champion se tratase y el crack de turno imita toda la parafernalia de los profesionales que ve en la tele. En algunos casos, es de lo más gracioso verles levantar los brazos y señalarla grada para dedicar el gol a alguien de su familia, que recibe el ofrecimiento con los ojo vidriosos y una ligera caída de baba.
Me gustaría que los padres pudiesen escuchar las charlas que les dan los entrenadores. Están dadas con ternura, no exenta de firmeza, tan lejos de las charlas, a veces llenas de tópicos, que se emplea en el fútbol de los mayores. Mientras el formador-entrenador (que es lo que son y elegimos en la Escuela) les hablan, es curioso ver sus caritas y cómo asimilan el mensaje .Mientras, en algunos casos escuchan jugueteando con las bolitas de caucho del maltrecho césped artificial. También son dignos de oír los comentarios de los que están en el banquillo. Se oye de todo, desde jugadas del partido hasta cosas de un amigo de su cole o de lo chulas que son las botas que llevan.
Al final del partido son recibidos por su familia como auténticos héroes .Los abuelos, principalmente, hacen un repaso de todas y cada una de las acciones brillantes que ha tenido, mientras el crack, mas practico, pide algún bocadillo o chuchería. Les recuerdan lo brillante que han estado y ellos a lo suyo. A los diez minutos el partido ya no existe.
En manos de los padres está el que esta ilusión no desaparezca. En la Escuela ponemos todo lo que sabemos para ayudar a formar personas, con vuestra colaboración, practicando su deporte favorito.
Las personas que componemos la Escuela ponemos todo nuestro empeño y dedicación en que esta funcione y cumpla su finalidad, y por ello os pedimos a los padres que, aparte de colaborar con los entrenadores en la formación de vuestros hijos, también colaboréis con la Escuela inscribiendoos como socios. Es una manera de participar en las decisiones importantes de la Escuela, según recogen los Estatutos, y a la vez garantizar la continuidad de la misma
¡¡¡Merece la pena hacerse socio!!!