Miguel Ángel Gómez Tenorio, segundo entrenador del Aficionado A y primer técnico del Cadete B y del Benjamín E
“En los últimos años ha mejorado enormemente el funcionamiento de la Escuela”
Asegura que un preparador que se precie tiene que estar dispuesto a llevar equipos de cualquier categoría, y resalta que el programa informático que se utiliza la EDM les facilita mucho la planificación y la gestión de los entrenamientos
Alejandro Posilio
Este joven madrileño de 27 años y con pareja respira fútbol por los cuatro costados. Tras estudiar el grado superior de Técnico de Animación de Actividades Físicas y Deportivas (Tafad), se sacó la carrea de INEF y ahora se dedica, entre otras cosas, a enseñar a jugar a su deporte preferido. Es el único entrenador de la EDM, junto con Dani Aparicio, que dirige a tres equipos de esta Escuela, por lo que conoce perfectamente su funcionamiento y sus peculiaridades. Pero, además, tiene tiempo para dar clases particulares de pádel, impartir extraescolares en un colegio y ser profesor de pilates en un centro privado. Convencido totalmente de las bondades del estilo de combinación que se imparte en la EDM, asegura que también disfruta con el fútbol directo de su querido Atlético de Madrid.
¿Cómo llegaste a la Escuela?
De la mano de Paco Gallardo, cuando él iba a ser el entrenador del primer equipo hace cinco temporadas. Yo iba a ser su segundo, como estamos ahora, pero hace cinco años. Pero justo antes de fichar por la EDM, tuvo una oferta del Real Madrid Castilla, y no se concretó su fichaje por la Escuela. Yo continué aquí como metodólogo, una figura que antes existía en el prebenjamín.
¿Qué es es del metodólogo?
La idea era que existiera una persona que ayudara a los entrenadores más jóvenes a diseñar tareas y llevar los entrenamientos, entre otras cosas. Esto era antes de tener el programa Futboldata.
¿Siempre has llevado más de un equipo por temporada?
En esos inicios llevaba el Juvenil C y era el metodólogo, pues no fui el segundo entrenador del Aficionado A porque Paco Gallardo no vino a la Escuela. La segunda temporada lleve al Cadete C y ya fui segundo del primer equipo, pero con Paco Jiménez. La tercera llevé al Alevín B y fui coordinador de benjamines, además de segundo entrenador en el Betis San Isidro, con Paco Gallardo. La cuarta campaña, Paco ya fichó por la Escuela para llevar el Aficionado A, y fui su segundo, y también entrené al Alevín B y a los chupetines. Y este año dirijo al Benjamín E, Cadete B y soy segundo entrenador del Aficionado A.
Antes de llegar a la EDM, ¿dónde entrenaste?
He dirigido equipos de colegio desde hace mucho tiempo, pero entrenamientos con equipos serios empecé en la Escuela de Fútbol de Brunete durante un año, y la experiencia estuvo bien, vi el fútbol desde otra perspectiva. Además, ese año empecé a estudiar INEF. Anteriormente había llevado a equipos de barrios de Alcorcón, como el Amanecer, que es un colegio de allí, y otro de Aluche. Hubo varios.
¿Has jugado en algún equipo?
Jugué once años en el Alcorcón, hasta llegar al juvenil A. Pero tuve una mala experiencia, no jugaba mucho, y por las tonterías de esa edad, dejé el futbol como jugador. Perdí bastantes entrenamientos por los estudios y decidí dejar de jugar y solo entrenar. Cuando estaba en el juvenil del Alcorcón es cuando empecé a entrenar en el Amanecer. Esto fue ya hace nueve años.
¿Qué tal ha sido la experiencia en la EDM?
Ha ido bien. Lo bueno de esta Escuela es que los que llevamos un poco de tiempo la hemos visto evolucionar positivamente. Ha cambiado bastante en los últimos años, al igual que en exigencia para los entrenadores y para los futbolistas. De lo que antes era un metodólogo se ha pasado a un director general, un director deportivo y tres coordinadores, que han mejorado enormemente el funcionamiento de la Escuela.
¿Te gusta más entrenar que jugar?
Sí y no. Me gustan las dos cosas. Disfruto jugando ahora con los amigos, algo que nunca había tenido la oportunidad antes. Siempre añoré poder jugar con ellos. Llevamos tres años jugando al fútbol siete juntos y nos divertimos bastante. Es importante para mí compartir esos momentos que no compartimos cuando éramos pequeños.
¿Significa algo que Dani Aparicio y tú seáis los únicos entrenadores de la Escuela que dirigís tres equipos?
Para mí significa que tenemos la confianza de la directiva, del director general y del director deportivo. Si no confiaran en mí, no me darían tantas responsabilidades. Pero además significa que puedo disfrutar más tiempo en la Escuela. Se procura llevar más equipos para que el sustento económico sea un poco mayor. No es mucho, pero ya que venimos desde lejos, podemos estar más tiempo y ganar un poco más de dinero.
¿Un entrenador del Aficionado A puede dirigir chupetines?
Sin ninguna duda. A veces resulta más difícil entrenar a chupetines y benjamines que a aficionados. Tenemos el caso de Alfonso Berenguer, que hace unos años entrenó al Alcobendas en categoría Preferente y el año pasado entrenó el cadete B. Quien sea entrenador tiene que estar dispuesto a llevar cualquier equipo, de la categoría que sea.
Pero tiene que ser muy diferente.
Sí, es muy diferente. No tiene nada que ver un benjamín con un cadete, por ejemplo. Cada uno tiene sus inquietudes. Los pequeños te buscan para llamarte la atención de una manera, mientas que los adolescentes lo hacen de otra. Por su parte, los aficionados son el equipo más serio y muchas veces no hace falta decirles nada, ellos saben a qué se dedican, pues pierden su tiempo para venir a entrenar y jugar, y no hay que estar encima de ellos para decirles lo que tienen que hacer.
¿Qué es lo mejor y lo peor de entrenar a los más pequeños?
Lo mejor de los pequeños es la ilusión que tienen los chicos; disfruto mucho con ellos. Lo peor puede ser que no nos están acompañando los resultados como debían y te pone un poco triste que el equipo tiene muy complicado ganar y que no se consiguen los resultados que se plateaban. Siempre vienen con una sonrisa, siempre disfrutan. Los más preocupados por que el equipo no gane suelen ser los padres. A los chicos casi les da igual.
¿Lo mejor y lo peor de llevar a los cadetes?
Lo mejor es que a esa edad es cuando empiezan a ver el fútbol de verdad, puedes hacer más cosas, puedes hablar de diferentes conceptos y lo van entendiendo. Y lo peor es que están en una edad complicada y, como adolescentes que son, tienen cosas de esa edad y el fútbol les interesa menos, a unos más que otros, pero se despistan. Los entiendo, porque he pasado por eso, pero hay que intentar que se lo tomen en serio.
¿Y de los aficionados?
Lo mejor es que están muy cerca del fútbol de verdad, no ya del profesional, pero sí del que ves en televisión. Ya vas a ver a los rivales, los estudias para platear la estrategia en función de cómo le has visto. Esto con los pequeños no se puede hacer, porque su fútbol es más imprevisible. En Preferente, ya sabe qué te van a hacer y estudias cómo hacerles daño. Y lo peor es cuando los resultados no van bien. Resulta que has preparado el trabajo previo concienzudamente, todo planificado y trabajado, y luego las cosas no salen. Pero lo bonito de este juego es que es imprevisible.
¿Cuál de los tres equipos te llena más?
A día de hoy, me gusta más dirigir el Aficionado A, porque hay muy buen rollo con los chicos; algunos tienen mi edad y hay buen feeling con ellos. Lo pasamos bien y disfrutamos. También disfrutó con los benjamines y con los cadetes, pero es diferente. El de los aficionados es el último entrenamiento, llegas más cansado, pero ves que los entrenamientos van rodados porque los chicos hacen caso. Claro, la mano de Paco Gallardo es decisiva para que todo vaya bien. Estamos aquí para ayudarle a él.
Si la compensación a tanta esfuerzo no es económica, ¿cuál es?
Me gusta el fútbol y estamos aquí porque nos gusta esto. Disfrutamos con ello. Si no fuera así, buscaríamos otra cosa.
¿Varia la relación con los padres dependiendo de la edad de los jugadores?
En líneas generales, la relación es cordial con todos. Con los de los cadetes, no es que se metan más, pero ven los partidos a su forma, diseñan el equipo como ellos creen que debería ser. Es normal, ellos tiran por su hijo. Yo me imagino que haré lo mismo cuando tenga uno. Con los de los benjamines procuro que no se frustren. Los niños no se frustran a esa edad, pero los padres sí. Hay que explicarles que, al final, es un juego, que van a llegar muy pocos y que lo único que hay que intentar es que disfruten.
¿Y recibes presiones?
No, no lo hacen. Además, como entrenador no lo puedes permitir. Como mucho, pueden quejarse de que su hijo juega poco, y dicen que debería jugar más, pero solo eso. En los chupetines casi todos los jugadores disputan los mismos minutos. Y en los cadetes, ya hay más diferencias de minutos jugados, pero no hemos recibido presiones de los padres para que jueguen sus hijos. La directiva tampoco lo permitiría. Ya hay marcado que en los cadetes, los que menos juegan tienen que hacerlo el 35% de los minutos, y se cumple.
¿Hay niños que juegan al fútbol porque es el deporte que le gusta a sus padres?
Este año no tengo ninguno así, pero otros años sí. Se suele ver en todos los equipos de colegio que hay niños a los que no les gusta el fútbol. Van porque los padres trabajan y porque el padre ha jugado al fútbol y quiere que su hijo también lo haga, aunque este le pida que quiere jugar al baloncesto. En los clubes y en las escuelas se ve menos esto.
«Para combinar bien hay que enseñar muchas cosas»
Gómez comparte completamente el estilo de combinación que se imparte en la EDM, pero insiste en que se tienen que enseñar otros estilos.
¿Qué te parece la filosofía del juego combinativo que se imparte en la Escuela?
La comparto, pero como he leído en otras entrevistas, faltan cosas. Al final, el fútbol no es todo combinar. Eso está muy bien, pero vamos a campos que están embarrados y no podemos combinar. Se necesitan más cosas. El juego combinativo nos gusta mucho, a todos los amantes del fútbol les gusta el juego del Barcelona y de la selección española, pero también se puede jugar al fútbol como lo hace ahora el Atlético de Madrid.
¿Se llega a sacralizar el toque en esta Escuela?
Quizá un poco. Estamos peleando ahora con eso. El fútbol para mí y para la Escuela, si no yo no podría estar aquí, es combinación. Pero yo soy aficionado al Atlético de Madrid y disfruto viendo su fútbol directo y de pelea. Al final tienes que intentar, con lo que tienes, usar lo que te acerque más a la victoria, y normalmente es el fútbol combinativo. Pero a algunos equipos lo que les va mejor es pegarla para arriba y esperar la segunda jugada.
¿Es cierto que es este estilo es más difícil de enseñar y de aprender?
Sí, sin duda. Si a un niño pequeño le dices que, según te venga la pelota, pégala para arriba, y a los demás les dices que a correr detrás del balón, es sencillo. Para combinar bien hay que enseñarle a que se perfile, a que la pegue con el interior, a que busque a un compañero, a que se mueva. Son muchas más cosas las que hay que enseñar, por lo que es más difícil.
¿Después de llevar tres temporadas jugando con este estilo, se nota en los chicos que llegan de la Escuela a los equipos aficionados?
Llegan con una serie de conceptos ya asimilados. También llegan con otros conceptos que hay que mejorar, sobre todo defensivos. Al final, el juego combinativo no es solo tocar, moverse, todo alegría y felicidad, también es morder al lateral contrario y no dejarle salir con el balón controlado.
¿Pero se puede saber viendo jugar a los equipos aficionados de la EDM qué jugadores vienen de aquí y quiénes llegan de fuera?
Se nota que tienen claros unos conceptos determinados. Creemos y queremos que la mayor cantidad de jugadores de la EDM lleguen al primer equipo. Para eso luchamos.
¿Qué imagen tiene la EDM entre el mundo del fútbol en el que te mueves?
Muy buena, la verdad. Cuando hice el nivel II de entrenador hace tres años, la gente me comentaba que la Escuela estaba trabajando muy bien, que la gente es muy maja, se trabaja bien y te dejan trabajar. Luego hice el nivel II en Guadalajara, donde había gente de Alcalá, San Fernando, Madrid y otros sitios, y mostraban un gran respeto por esta Escuela.
¿Y los equipos de la Escuela también mantiene ese respeto o estamos un poco por debajo en resultados?
En competición, depende de qué equipo. En general, estamos ahí, quizá un pelín por debajo. A día de hoy, todavía no nos podemos comparar con Getafe y Rayo Vallecano, Madrid o Atlético, porque ellos pueden elegir jugadores y nosotros no. Y esto es lo que determina al final quedar segundos o sextos. Es difícil hacerles daño, pero estamos peleando con ellos. Tener un equipo Aficionado en Preferente ya es algo. Alcobendas lo tiene, pero lleva detrás una ciudad de casi 200.000 habitantes.
¿Hacemos algo que no hagan los demás clubes?
Principalmente, buenos entrenamientos, El programa Futboldata nos facilita mucho la labor. Tener un programa con una base de datos de entrenamientos que te obliga a tenerlo todo preparado, ayuda mucho a entrenar. Y lo que más te acerca a ganar los partidos es entrenar bien. Dentro de la imprevisible que es este juego, puedes preparar muy bien un partido, pero si luego la pelota no va entre los tres palos, hay poco que hacer.
¿Sigues soñando con vivir del fútbol?
Como dices, es un sueño. No me lo planteo como una meta a corto plazo. Me planteo que si algún día llega la oportunidad, intentaré aprovecharla. Sé que es difícil, pero en eso estamos.
¿Qué cambiarías en la EDM?
Es una pregunta complicada. Nunca me he planteado qué debe mejorar en la Escuela. Quizá, pero creo que ya se está mejorando, enseñar más cosas que el juego combinativo, porque el fútbol se compone de más cosas, sobre todo en los mayores. En los pequeños no tiene sentido enseñar el juego directo, tiene más lógica enseñar a tocar, porque los chicos se divierten mucho más.