Víctor de la Puente, Tores, jugador del Aficionado B, entrenador del Benjamín A y Prebenjamín C y recuperador de lesiones
“He aprendido mucho aquí con diferentes técnicos, y si no llegara al primer equipo, no pasaría nada”
Este joven sobradamente preparado es el prototipo de integrante de la EDM: jugador de calidad, entrenador entregado y profesional dispuesto a participar en lo que haga falta para mejorar lo que le rodea
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“El Aficionado B está integrado en su mayoría esta temporada por dos promociones exitosas”
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“Es mucho más bonito que los chicos sepan jugar desde atrás y se atrevan a jugar en corto desde su área, que den un pelotazo y creen una ocasión”
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“A mis jugadores les digo que si siguen en esta Escuela van a llegar a ser buenos jugadores y, sobre todo, buenas personas”
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“El objetivo principal es recuperar al jugador de la lesión, pero también que mantenga o mejore la condición física”
Alejandro Posilio
Este joven madrileño de 22 años lleva la mitad de su vida jugando en la Escuela Deportiva Moratalaz, donde empezó como infantil y ya suma tres temporadas en el Aficionado B. Su amor por el deporte, y por el fútbol en particular, le ha empujado a combinar ser jugador con ejercer de entrenador, actividad que cada vez le atrae más. Actualmente, que cursa el nivel 2 de entrenador, dirige dos equipos de la Escuela de la etapa de iniciación, pero cree que cuando pueda llevar a jugadores mayores, disfrutará todavía más. Para completar su formación y trabajo, también es ayudante del recuperador de lesiones de la EDM, lo que le obliga a dedicar a la Escuela la mayor parte del día y de la semana. Seguidor del Madrid y del Deportivo, gasta el poco tiempo que le queda entre aprobar las dos asignaturas que le restan para tener el título de INEF, salir con los amigos, estar con la familia y escuchar algo de música. Y como no podía ser de otra manera, su gran ilusión es vivir con algo relacionado con el mundo del fútbol.
¿Cómo y cuándo entraste en la EDM?
Entré cuando tenía once años, en el 2003. Jugaba al balonmano en mi cole, la Sagrada Familia, y me apunté a un torneo de fútbol. Un padre de un amigo se dio cuenta de que jugaba bien al fútbol, y como era directivo de la Unión de Moratalaz, me insistió en que me apuntará a ese club, que jugaba en el Lili. Como tenía amigos jugando en él, me apunté y me gustó más que el balonmano. Empecé en infantil de primer año.
Después de once años, ¿qué tal la experiencia?
Muy positiva. La Escuela me ha ayudado a formarme como futbolista y como persona. Y estoy muy satisfecho de haber empezado a jugar como infantil y haber llegado al Aficionado B.
¿Tu objetivo ahora es ingresar en el Aficionado A?
Mi objetivo es poder debutar con el A. Estoy en esta Escuela desde pequeño y lo que me gustaría es terminar jugando en el primer equipo.
¿Si no llegaras a jugar en el A te sentirías frustrado?
No. He aprendido mucho aquí, con diferentes entrenadores, y si me quedara en el B no pasaría nada.
¿De qué juegas?
En el medio del campo, de interior. Pero he pasado por muchas posiciones. Empecé jugando de lateral, y como metía muchos goles, me subieron a extremo; luego pasé por delantero, y al final me han puesto en el medio del campo.
¿Cuál es el puesto que más te gusta, en el que más disfrutas?
Como centrocampista, porque tienes que mover al equipo. Es lo que más me gusta hacer.
¿Eres de los que te has empapado bien del estilo combinativo de la Escuela, tanto como jugador como entrenador?
Sí, me parece la forma idónea para enseñar a jugar al futbol. Es mucho más bonito que los chicos sepan jugar desde atrás y se atrevan a jugar en corto desde su área, que den un pelotazo y, si la ganan, crear una ocasión. Es más constructivo empezar las jugadas desde atrás.
¿Pero es un sistema más difícil de enseñar y de aprender?
Sí, por su puesto, porque hay que aprender más cosas que en el sistema directo, por ejemplo.
¿A tus características como jugador le beneficia o le perjudica ese estilo?
Me beneficia, pero me puedo adaptar a cualquier tipo de juego. Desde pequeño he mamado este estilo y me gusta mucho. Me gusta que la Escuela juegue de esta manera. Jugar de otra forma no nos aseguraría más triunfos.
Pero no se le está dando demasiada importancia a esta manera de jugar. ¿No se está produciendo cierta obsesión con la práctica de este estilo?
Puede que sí, pero es la filosofía que se ha impuesto y hay que creer en ella al cien por cien. Hay que apoyarla a muerte, no se puede dudar. Llevamos varios años poniéndola en práctica y está dando buenos resultados.
¿Sigues soñando con vivir del fútbol?
Como jugador, me parece que ya es imposible, y como entrenador o recuperador o algo relacionado con el fútbol, por su puesto.
¿Te conformarías con llegar a Tercera División?
Sí, pero para mí el fútbol es un juego, y aunque me gustaría poder vivir de él, tampoco lo he tenido muchos años como principal ilusión.
¿Qué aspiraciones tenéis esta temporada en el Aficionado B, después de haber ascendido en la pasada campaña?
Ascender de nuevo. Es posible, incluso, quedar campeones en Primera. Tenemos muchas posibilidades, porque el equipo juega muy bien. Aunque han subido muchos jugadores nuevos y estamos en construcción, vamos muy bien. En la segunda vuelta se verá mucha evolución.
La práctica totalidad de los jugadores del Aficionado B han llegado de la cantera de la Escuela. ¿Se nota que conocéis los conceptos del juego y que todos sabéis a lo que jugáis?
Sí, todos hemos mamado las mismas tareas, hemos tenido a los mismos entrenadores y hemos jugado muchos partidos en los que hemos vivido situaciones similares. Muchos de los compañeros que tengo ahora son de los que jugaban el año pasado en juveniles, y llevan muchos años jugando juntos. El Aficionado B está formado principalmente por dos promociones que ha dirigido Jorge Vallejo. De mi año, que ascendimos a Nacional, seguimos seis o siete jugadores, y del año pasado hay otros tantos que han subido después del último ascenso. Son dos promociones exitosas que se han juntado.
¿Eso hace que os entendáis mejor?
Sí, sin duda. Se nota mucho que todos hemos pasado por las manos de Jorge, Dardo y otros buenos entrenadores.
¿Con qué entrenador has aprendido más?
Quizá con Villalba. Le tuve mi primer año como juvenil y me gustó mucho la experiencia con él.
¿Y el que mejor recuerdo te ha dejado?
Creo que Jorge, por el ascenso a división Nacional. Tiene las ideas muy claras. Al principio parecen utópicas, pero luego se convierten en realidad.
Me gusta jugar el balón, ayudar a su salida y dar el último pase. Soy un centrocampista más bien ofensivo, pero también disfruto defendiendo.
¿A qué jugador te pareces?
Me gustaría parecerme a Valerón, pero tengo muy poquitas características de él.
Un jugador joven como tú, que lleva tantos años en la EDM, ¿qué les aconseja a los niños que empiezan en esta Escuela?
Que sigan aquí, que se diviertan jugando al fútbol, pero que no dejen de estudiar. Les digo que aquí van a llegar a ser buenos jugadores y, sobre todo, buenas personas.
“Ejercer de entrenador me hace ser mejor jugador”
Es su cuarta temporada dirigiendo equipos de la etapa de iniciación en la EDM y espera tener la oportunidad de llevar conjuntos integrados por jugadores de mayor edad, que compitan más.
¿Por qué también ejerces de entrenador?
Porque siempre me ha gustado. Mi padre es profesor de Educación Física y desde pequeño me ha gustado el mundo del deporte. Villalba me ofreció hace cuatro años llevar un alevín, acepté y estoy encantado.
¿Qué equipos has llevado?
Empecé con el Alevín A, que ahora forman el Cadete A, como segundo entrenador; a la temporada siguiente cogí un prebenjamín y un benjamín; la temporada pasada llevé el Prebejamín A y compartí con Villalba el Alevín B, y esta temporada llevo el Prebenjamín C y el Benjamín A.
¿Qué tal la experiencia como entrenador?
Muy buena. Estoy encantado, Es lo que me esperaba. Todavía no he tenido experiencias con equipos de desarrollo y rendimiento, pero estoy encantado.
¿Cómo te diviertes más jugando o entrenando?
Jugando, sin duda. Jugar es diferente, pero entrenar es muy diferente. Se vive el fútbol desde otra perspectiva, pero también te lo pasas muy bien. Da mucha satisfacción ver cómo los niños creen en tus ideas y llevan a cabo lo que les dices. Ver que te hacen caso es muy satisfactorio.
Igual que sueñas con jugar en el Aficionado A, ¿sueñas con entrenar a este equipo?
Sí, por qué no. Me gustaría seguir como entrenador muchos años, y por qué no en esta Escuela. Sería un buen final entrenar al primer equipo.
Si tuvieras que elegir entre ser jugador o entrenador profesional, ¿qué elegirías?
Ser jugador. Como entrenador se pasa un poco mal estando en la élite. Se está mucho tiempo en el filo de la navaja.
¿Ser jugador le hace más completo a un entrenador?
Sí, pero hay casos en los que no. Al mamarlo desde pequeño, entiendes mejor este deporte. Pero también hay entrenadores, como Mourinho, que no han sido jugadores profesionales y llegan a ser grandes entrenadores.
¿Ser jugador hace que entiendas mejor lo que dicen y hacen tus jugadores?
Sí, lo entiendo mejor. Y al revés, como jugador, entiendo más conceptos al ser entrenador, es decir, ser entrenador también beneficia al jugador.
¿Explícame eso?
Con el programa informático que usamos, Futboldata, entiendo mucho mejor los ejercicios que luego pongo en práctica como jugador. Tengo más perspectivas para entender lo que llevo a cabo. Entiendo mejor las cosas que nos dice el entrenador.
¿Qué tal la relación con los padres?
Buena, todos los años he tenido muy buena relación con ellos, cercana y cordial, y no he tenido ningún problema.
¿Prefieres entrenar a pequeños o a mayores?
Solo tengo experiencia con los pequeños y me gusta mucho. Pero creo que me gustará más cuando entrene a mayores y pueda competir un poco más. Pero estoy encantado con los pequeños.
Al saber jugar con el estilo combinativo de la Escuela, ¿te facilita enseñarlo a los pequeños?
Sí, porque uso el vocabulario parecido al que usan conmigo los mayores. No lo explico de la misma forma, pero intento traducirlo al lenguaje de los niños.
¿Y ves que es más difícil de enseñar?
Sí. Una salida de balón cuando presionan cinco chicos es mucho más complicada que poner a un central que saque en largo. Pero es lo que intentamos y vamos a por ello. Hay ocasiones en las que este estilo te cuesta algún gol, pero cuando se aprende, te hace que crees más ocasiones de gol.
A las edades que entrenas, lo difícil es mantener la atención de los niños. ¿Qué haces para conseguirloa?
Con el benjamín, casi todos mantienen la atención, pues son chicos muy buenos. Con el prebenjamín hay chicos que se distraen más, y lo que suelo hacer es sentarles cuando molestan a los demás, o les doy un aviso o castigarles sin jugar el partido final, según lo que hagan. Pero cada vez pongo menos castigos.
“Los lesionados cuando se recuperan son muy agradecidos”
Desde que empezó la carrera de INEF se interesó por el mundo de las lesiones deportivas. Ahora está poniendo en práctica en la EDM todo lo aprendido.
¿Por qué ejerces también de recuperador de lesiones?
Estoy estudiando INEF, y me quedan solo dos asignaturas, inglés y el trabajo de fin de grado, que estoy intentado sacar este año. Desde primero de carrera me gustó mucho el mundo de la salud y las lesiones. Yo tuve una lesión grave el año que ascendimos a Nacional, me rompí el quinto metatarsiano, y esa temporada entró Rodrí en la Escuela como recuperador. Tuve tres recaídas y trabajé mucho con él. Entre que me gustaba y lo que me enseñó Rodri, le cogí gusto al tema. Hace un par de temporadas iba con Rodri para aprender más, y el año pasado hice prácticas en el Rayo Vallecano, con Víctor Paredes como recuperador, y disfruté mucho. Y este año me han dado la oportunidad de hacerlo aquí ayudando a Juanjo Martínez.
¿Y qué tal la experiencia?
Buena. Casi todos los días hay cuatro o cinco chavales lesionados con los que tenemos que trabajar. Es una escuela con mucha gente y siempre hay lesionados. Es lo normal. Y estoy muy bien. Yo voy dos días, lunes y miércoles, y Juanjo va los martes y jueves.
A Juanjo le informan de las lesiones que sufren los jugadores y me indica el protocolo que tengo que seguir con cada uno de ellos. Algunas veces me dice que diseñe yo el protocolo y el me lo revisa. De esta forma, nos distribuimos los lesionados.
¿Un jugador que acude al recuperador se recupera antes que uno que no acude?
Si, por su puesto. No solo se recupera antes, sino que el que va, mantiene la condición física. Cuando un lesionado va a un recuperador, el objetivo principal es recuperar al jugador de la lesión, pero también que mantenga o mejore la condición física. De tal forma que cuando vuelva con el equipo esté en condiciones de afrontar muchos minutos.
¿Cuál es la lesión más grave que has atendido?
Rotura de ligamento cruzado, que lleva cinco o seis meses de recuperación.
¿Cuáles son los secretos de una buena recuperación?
Trabajo constante, mucho sacrificio y reposo, cuidarse en casa, llevar una buena alimentación, ponerse hielo, hacer baños de contraste e ir al fisio. Influyen muchas cosas.
¿La Escuela dispone de medios suficientes para llevar a cabo una buena recuperación de sus lesionados?
Sí. Hay fisios y tenemos casi todo el material necesario. Además, las instalaciones son adecuadas. Con todo esto estoy aprendiendo a ser un buen profesional de la recuperación.
¿Qué te gustaría que hubiera en la Escuela que no haya?
Me gustaría que Rodri volviera, porque me enseñó un montón.
Ocupando tantas tareas en la Escuela, ¿cuántas horas le dedicas a la semana?
Todas las tardes de lunes a sábado y algunas noches en las que entreno con el Aficionado A. Y por las mañanas también le dedico una media hora diaria a preparar los entrenamientos.
¿Qué gratificación tiene ser recuperador?
Una de las mayores es que los chicos son muy agradecidos y siempre que te ven después de la recuperación, te saludan y se interesan por ti. Te dan las gracias sin tener que dártelas, y eso me alegra.