REPORTAJE|Un Viaje de Aprendizaje: La Experiencia Internacional de Cuatro Jugadores Coreanos en la Escuela Deportiva Moratalaz

REPORTAJE|Un Viaje de Aprendizaje: La Experiencia Internacional de Cuatro Jugadores Coreanos en la Escuela Deportiva Moratalaz

La EDM, puente entre culturas: la experiencia de cuatro jóvenes coreanos en Moratalaz

En el corazón de la Escuela Deportiva Moratalaz conviven muchas formas de entender el fútbol, pero todas tienen algo en común: el compromiso con el desarrollo integral de cada jugador. En las últimas semanas, ese compromiso cruzó fronteras. Cuatro jóvenes coreanos —Lee, Chanwoo, DaeHwan y Min— han formado parte de diferentes equipos de la EDM, en una experiencia tan intensa como transformadora para ellos… y también para nosotros.

Una oportunidad de encuentro entre culturas, de aprendizaje mutuo y de crecimiento compartido. Cada uno vivió su camino a su ritmo, con su equipo y en contextos distintos, pero todos regresan ahora a su país con un mensaje común: aquí fueron bienvenidos, escuchados y acompañados.

El Inicio de una Aventura Inesperada

Cuando Lee, Chanwoo, DaeHwan y Min decidieron embarcarse en una aventura futbolística en Madrid, no sabían exactamente lo que les esperaba. Venían de Corea con la esperanza de pulir sus habilidades y probar suerte en un entorno futbolístico europeo, pero rápidamente descubrieron que la experiencia iba mucho más allá de lo que imaginaban.

El fútbol español, su gente y la cultura que lo rodea les ofrecieron una perspectiva nueva sobre el deporte. Lee, quien entrenó con el Aficionado B, lo resume a la perfección: «Ha sido un entorno completamente diferente al de Corea: el idioma, la cultura, los saludos, el fútbol… todo. Por eso, para mí ha sido una experiencia muy interesante». No solo el fútbol les mostró algo nuevo, sino también las diferencias en la manera de relacionarse. Para Chanwoo, de Juvenil F, lo más llamativo fue la calidez de la gente: «La amabilidad de la gente y lo fácil que es hacer amigos».


El Fútbol Español: Creatividad y Libertad

El cambio más drástico que experimentaron fue la diferencia en los entrenamientos. En Corea, los métodos eran mucho más físicos y rígidos, con poco espacio para la improvisación. En España, en cambio, el fútbol fluía de manera distinta, más libre, más creativa.

Chanwoo se sintió especialmente atraído por esa libertad: «Aquí los entrenamientos son más libres y fomentan la creatividad individual». DaeHwan, que estuvo con el Juvenil A, comparó las dos culturas futbolísticas: «El estilo de juego es parecido, pero noté que en Corea los jugadores no tienen tanta calma cuando reciben el balón. En cambio, en España, incluso bajo presión, intentan salir jugando con tranquilidad». Esta serenidad y creatividad en el campo fueron un soplo de aire fresco para los chicos, que se dieron cuenta de que se podía jugar con pasión y, al mismo tiempo, con inteligencia.

Min, quien formó parte del Cadete A, también coincidió en esta sensación: «Lo que más me gustó fue ese ambiente de libertad. En lugar de imponer, se valora la creatividad y el crecimiento individual».


Experiencias en Partido: Desafíos y Logros Personales

Aunque los entrenamientos fueron una parte esencial de su adaptación, fueron los partidos oficiales los que realmente marcaron sus progresos personales. Para Chanwoo, el fútbol dejó de ser solo una pasión para convertirse en un verdadero logro. «Sí, y marcar mi primer gol oficial fue inolvidable», dice con una mezcla de emoción y orgullo. Este gol no solo fue un hito personal, sino también un momento clave en su integración en el equipo.

Lee vivió su propio desafío, enfrentándose por primera vez a jugadores más experimentados en el equipo senior del Aficionado B: «Sí, mi primer partido con el equipo senior en Moratalaz fue muy especial. Fue un nivel mucho más alto que Juvenil, tanto mis compañeros como los rivales eran muy buenos. Me sentí orgulloso de jugar a ese nivel». Min, aunque no tuvo la oportunidad de jugar en partidos oficiales, no perdió la esperanza: «No tuve la oportunidad de participar en partidos oficiales, lo cual me dejó con ganas de más. Sin embargo, está previsto que me incorpore oficialmente la próxima temporada, así que quiero prepararme bien para poder mostrar un buen rendimiento cuando llegue ese momento».


La Despedida: Más que un Equipo, una Familia

El tiempo pasó volando, y al final, las despedidas llegaron. Lo que comenzó como un desafío lleno de incertidumbres se había convertido en una vivencia enriquecedora, tanto dentro como fuera del campo. La sensación de pertenecer a algo más grande que el fútbol era palpable en cada uno de ellos.

DaeHwan recuerda una de las despedidas más emotivas: «Cuando terminamos todos los entrenamientos y nos tomamos una foto con mis compañeros del Juvenil A, ellos me levantaron en el aire y nos reímos mucho. Fue un momento muy especial y lo recordaré con mucho cariño». Esa simple muestra de afecto quedó grabada en su memoria como uno de los momentos más importantes de su estancia en España.

Min, por su parte, también tiene un recuerdo muy cálido del final: «Recuerdo especialmente el último entrenamiento, cuando mis compañeros me levantaron en el aire en señal de cariño. Fue un sentimiento diferente al que viví en Corea y me hizo desear volver a este lugar lo antes posible». Fue un gesto de aceptación que, aunque sencillo, les recordó a todos que en Moratalaz no solo formaron parte de un equipo, sino de una verdadera familia.


Lecciones que Van Más Allá del Fútbol

A medida que los chicos regresaban a Corea, se llevaban consigo algo mucho más valioso que las técnicas o las tácticas futbolísticas aprendidas. La experiencia en Madrid les brindó una visión más amplia del mundo y del fútbol, que será difícil de encontrar en otro lugar.

Lee lo expresa con claridad: «Me di cuenta de que el entorno es muy importante. Jugar dos años aquí me ha hecho mejorar más que ocho años en Corea». Para Chanwoo, la lección fue sobre adaptabilidad: «Aprendí a adaptarme rápido y a conectar con personas de diferentes culturas». Y Min reflexiona sobre cómo la experiencia le enseñó a ser más empático: «En esta experiencia, yo fui el extranjero, y aun así todos se acercaron a mí con calidez y me ofrecieron su ayuda. Esto me enseñó que en el futuro, cuando me encuentre con alguien en una situación similar, quiero ser yo quien dé el primer paso y le brinde apoyo».

Aunque su paso por la Escuela Deportiva Moratalaz fue breve, lo que vivieron allí no quedará atrás. El fútbol les permitió conocer nuevas formas de jugar, pero sobre todo, nuevas formas de relacionarse, de crecer y de entender el mundo.