REPORTAJE | Fali, después de 339 días, vuelve a jugar con la Escuela Deportiva Moratalaz

REPORTAJE | Fali, después de 339 días, vuelve a jugar con la Escuela Deportiva Moratalaz

FALI, UN EJEMPLO DE SUPERACIÓN DE LAS DIFICULTADES

Cuando el club ayuda al muchacho, el muchacho hará todo por ayudar al club. Un cambio de residencia y una lesión de nueve meses, que fue prácticamente el doble por culpa de la pandemia. 339 días de espera. Ésta es la historia de Fali, un chico del Cadete B que, andaluz hijo de andaluces, que con 10 años tuvo que despegarse de sus amigos y encontró su hábitat natural en el Moratalaz. Fue la mejor decisión de la vida de su padre. Se enamoró. Más allá de soñar con jugar, luchó por jugar, más que nada porque el fútbol es algo más que un juego. Acompáñenos en este relato de superación relatadas por sus protagonistas. 

El protagonista. 

Rafael Pinilla, “Fali”: 

“Cuando llegué a Madrid por primera vez no tenía amigos y en el colegio no había nadie que me diese confianza. Es decir, mis primeros amigos en esta ciudad fueron los del Moratalaz. Era tímido, sobre todo los primeros días de vestuario. No hablaba con nadie y, poco a poco, me fui soltando. Los del equipo de ese año me acogieron muy bien. Desde el primer día, siempre había alguien a mi lado que me daba conversación”.

Los inicios. 

Charly Rodríguez, entrenador actual del Juvenil A y por entonces de los alevines desde 2016 hasta 2018: 

“Coincidió con mi primer año en la escuela. Quedaba una semana para comenzar la competición y, con la plantilla prácticamente cerrada, llegó un chico de fuera que estaba a prueba y que había caído de rebote. Habían cambiado de ciudad a consecuencia del trabajo de su padre. Fali encajó muy bien. Comenzó tímido pero se adaptó al equipo y decidimos hacerle ficha. Con el paso de las semanas, el chico fue progresando y creciendo. Era uno de los más destacados de su generación”. 

El mejor amigo. 

Adrián Algora, técnico actual del Cadete A, segundo de Charly Rodríguez en los alevines desde 2016 hasta 2018: 

“Cuando paso de segundo a primer entrenador, solicité el cadete porque mi sueño era poder dirigirles y entrenarles. El año pasado les pedí yo. Yo apuesto por ellos. Ellos me conocían y yo a ellos, incluido Fali, que estaba conmigo en el Cadete B en la temporada 2020/21 cuando comienza con esa lesión”. 

Charly Rodríguez.

“Yo lo tuve dos años y tenía buen entendimiento de juego con gran nivel técnico. Jugón, chico de calle, atrevido y elegante. Tiene el ADN Moratalaz en la sangre. Podía jugar de bastante mediocentro como de pivote. Fueron dos años muy buenos, tanto que en la primera temporada nos proclamamos campeones de liga, Fueron años de buenos recuerdos, de formación, porque fue mi primera generación cuando yo llegué a la escuela y lo recuerdo con mucho cariño”.

Fali.

“Mi posición en el campo es perfecta para mi juego porque pienso que le puedo dar mucha calma al equipo. No me pongo nervioso con el balón en los pies. Y es verdad que al principio me costó acostumbrarme a jugar en una posición más avanzada que la de central. Pero solo fueron unas semanas en las que entendí mejor lo que tenía que hacer. Cuando era central tenía mucha capacidad para filtrar balones entre líneas y darle más ritmo al fútbol del equipo”.

Adrián Algora.

“El Cadete A actual es herencia de esa piña que formamos en alevines donde Fali era una pieza importante. Aquellos años en alevines fueron muy bonitos y las relaciones se forjaron muy fuertes. El segundo año de alevines quedamos entre los seis primeros donde no había figuras y se forjó un grupo muy compacto. A raíz de eso, la relación con los padres creció. Ellos estaban muy contentos por nuestro trato con los niños les encantaba. Fueron muy buenas personas, se portaron de forma maravillosa y mantuvimos el contacto a pesar de que en infantiles no estuvimos con ellos. Ahora mi relación es muy estrecha. Les quiero mucho”.

El Alevín de primer año de la temporada 2016/17 ganó la liga, y Fali se adaptó muy bien al salto del fútbol 7 al fútbol 11. Para él fueron dos campañas estupendas. Era central y quedó reubicado en el centro del campo, en la posición de volante. La familia estaba muy satisfecha con el desarrollo futbolístico del chaval hasta que llegó ese maldito 17 de diciembre. Precisamente esa fecha señalada en su vida la viviría con Adrián Algora como primer entrenado. Empezó como segundo y ahora les guarda una relación personal de amistad.

Adrián Algora.

“Había ganas por empezar la temporada porque llevábamos desde marzo sin competir. Y el jugador comenzó con nosotros, pero nada más terminar la pretemporada se lesionó. Llegó incluso a disputar un partido. Contábamos con él como uno de los más indiscutibles, pero llegó aquel fatídico día. Lo que parecía una simple molestia en un entrenamiento pasó a ser una lesión crónica y se perdió toda la temporada”.

Fali.

“El 17 de diciembre de 2020 fue el primer día que me dio el primer chasquido en la rodilla. La izquierda. Empecé a sentir que esto podía ir para largo. Estuve dos días sin poder andar. Esos días no sabía ni qué decir ni qué hacer. Pero cuando fuimos al médico y nos dijeron que nos tomáramos de descanso las Navidades porque, a su vuelta, podía volver a entrenar me dio un chute de emoción. Pero el 31 de diciembre en Barbate me levanté de comer y no podía con la rodilla derecha. La otra. Me tenían que llevar mis padres en brazos. Sin embargo, había otros momentos en los que me levantaba y era todo normal. Total, volvimos de vacaciones, entrené un día con el grupo y me dijo Tores que me fuese con él antes. Allí él me vio y me recomendó a no seguir porque cojeaba mucho. Fuimos al médico y reposo. Esto iba para largo”.

La familia volvió a Madrid y, al ver que Fali cojeaba, se pusieron en contacto con Tores. Los padres, en un primer momento, lo achacaron a la “enfermedad del crecimiento”. Con Tores se acordó estar dos o tres semanas de recuperación en una época muy rara; Filomena. Cuando terminó la nevada, ya había pasado más de un mes de lesión. Por fin se decidieron en ir al médico, a la Federación y el diagnóstico fue osteocondritis en esa pierna derecha. Se dieron cuenta de la gravedad de la situación.

Clave. 

Víctor de la Puente Bugedo “Tores”, director de instalación de La Dehesa y readaptador, la persona que siguió la recuperación de Fali: 

“Fali es muy querido en la escuela. No tenía confianza con él pero, a raíz de la lesión, comienza a trabajar conmigo. También acude paralelamente al fisioterapeuta del club. Los inicios son muy difusos. Parece que mejoraba en la fuerza pero tiene una cojera aunque él dice que no le duele. Él, en la carrera, compensa de forma inconsciente para que una parte de la rodilla no duela. Acuerdo con el padre que lo ideal es que tenga que hacerse una resonancia y hacer un parte de lesiones para que pueda ser tratado de forma más específica. Tras la resonancia se confirma que tiene tocado el cartílago y hay que ir muy despacito. A partir de febrero, le colocan un inmovilizador y tiene que venir con muletas. Primero dos, luego una. Fueron momentos muy duros donde el trabajo con su otra pierna es fundamental”.

La osteocondritis es una enfermedad articular en la que el hueso, que se encuentra debajo del cartílago de una articulación, muere debido a la falta de flujo sanguíneo. Una persona ya puede dedicarse a ser barrendero, periodista o ingeniero de caminos que, cuando te tocan cosas como éstas, sobre todo tratándose de un hijo, se aprende todos los términos técnicos médicos de memoria. Eso le sucedió a Rafael, padre de Fali que, además, hizo por estudiarlos. 

Tores

“Nosotros como readaptadores somos psicólogos y amigos de los jugadores. Pasamos momentos solos y con otros lesionados. El factor anímico es clave controlar y entre los propios lesionados es necesario que se ayuden. No todo es malo y, aunque sea el mínimo tiempo posible, para la formación de un futbolista es bueno pasar por el gimnasio de recuperación, sobre todo de cara a valorar el aspecto anímico”.

Si ya Fali era un chico tímido y poco expresivo, su desgracia provocó que lo interiorizara aún más. Se quedó parado, sorprendido, en estado de shock. Empezó a formularse la pregunta de “por qué a mí”. El colegio le costaba y esta lesión no le ayudó. Intentó encontrar la motivación; y para ello no dudó en seguir acudiendo al club, y el club le dio todo el apoyo del mundo en una temporada perdida.

Tores.

“No era un chico más. En la readaptación se trabaja con algo, probamos impacto, carrera, aspectos de fútbol… Él no. Él no podía. Nada. Fali veía como pasaban chicos por la readaptación cuyas lesiones duraban pocas semanas, que iban y venía, y él seguía ahí. Ha conocido a muchos chicos, ha pasado buenos momentos porque no todo es malo. Fali tuvo una fuerza de voluntad enorme, tuvo mucho esfuerzo y sacrificio. Su estado de ánimo fue fundamental y a ello le ayudaron sus padres. Le encanta el fútbol, el Moratalaz, sus compañeros. Siempre ha estado pegado al equipo. Quiere y le apetece. Le costaría en el plano personal porque se le juntarían muchas emociones”.

Adrián Algora.

Finalmente se agravó, se perdió el año, pero el chico nunca dejó de venir, estuvo en la foto del ascenso y no dudé que, en verano, hiciera la pretemporada del Cadete A para que tuviese ese aliciente. Se recuperó en verano e iba a comenzar de nuevas en el curso 2021/22 pero volvió a romperse”.

Cuando terminó la temporada 2020/21, llegó el verano y, prácticamente recuperado, Fali empezó a hacer deporte por su cuenta. Tenía un objetivo en el horizonte: la Superliga. Pero entonces apareció otra fecha maldita en el calendario: el 5 de agosto. Un salto en la playa. Un mortal. Un chasquido en la rodilla izquierda. La otra. Se queda bloqueado y a urgencias. Desgarro tendón rotuliano de la rodilla izquierda.  El golpe anímico fue muy fuerte, casi más que el anterior. Estaba en plena forma y otra caída. No ayudó tampoco la opinión de traumatólogos que deslizaron la opción de dejar el deporte.

Fali.

“El día en el que me dio el segundo chasquido fue muy extraño. Mi padre estaba en Madrid. Mi madre en otro pueblo sin cobertura. Entonces cuando me recogió la ambulancia, me iban a llevar al hospital máscercano pero sin la autorización de la familia no podían y no tenía ningún familiar para acompañarme. Al principio yo no dejaba de llorar, pero cuando me tumbaron en la camilla me relajé un poco. Al cabo de una hora, mi madre apareció y por fin pudimos ir al hospital. Me atendieron médicos que no eran especializados, unos me animaron y otros me deprimieron, porque incluso podía haberse afectado la rótula. El último médico que nos vio en Cádiz fue realista. No fue positivo pero me animó a que fuera a recuperación y que no me rindiese”.

Tores.

“En verano se marcha con deberes y, en la playa, haciendo un mortal, el chico siente el mismo dolor, pero en la otra rodilla. Su tendón rotuliano se vio afectado. Volvió conmigo tras las vacaciones hasta finales de septiembre. Le propusimos entrenar en el Cadete A los lunes y tres días con el Cadete B. Le hemos dado confianza y para él esto le tiene que servir de aprendizaje y valorar el día a día (entrenar bien, comer bien, dormir bien, cuidarse, coger hábitos…), algo que se debería adquirir desde pequeños”.

Y, junto con Tores, se dieron un plazo de dos meses. A finales de septiembre, Fali ya tenía el alta médica. Deportivamente se convino que siguiera en el Cadete B que era donde tenía previsto empezar. Si su ilusión era disputar la Superliga a principio del verano, ahora lo que más le ilusionaba era comenzar una pretemporada particular en una categoría en teoría menor, pero no menos importante, como la del Cadete B. El fin ahora era integrarse: hacer grupo, estar volcado y disfrutar del fútbol. Llegó a su vida una persona humana ideal para ello: Diego Rodrigues. 

El regreso. 

Diego Rodrigues, entrenador actual del Cadete B: 

“Parado desde marzo de 2020, sin competir ni entrenar, entre médicos y readaptadores, con lesión de una rodilla y con recaída en la otra cuando ya parecía que podíamos contar con él en pretemporada. En definitiva se reincorporó más tarde que el resto de compañeros, pero bueno, lo importante es que se reincorporó. Empieza a entrenar a finales de septiembre y principios de octubre. Y a pesar de todo esto, las sensaciones con nosotros son muy buenas. El chico se encontraba cómodo. Y hace unas semanas empiezo a ver con él y con Tores la posibilidad de competir”. 

Fali.

“En los primeros entrenamientos me sentía super contento pero no iba a la disputa. Tenía miedo de que me volviese a pasar o de que mis piernas no estuvieran lo suficientemente ejercitadas. Los primeros entrenos tras el regreso fueron super motivadores pero con miedo. En los últimos entrenos ya se notaba la mejoría respecto a los anteriores. Jugaba como uno más y me sentía confiado para jugar contra el Atlético de Pinto, aunque la fecha que habíamos dicho que jugaría contra el Atlético de Madrid”

Diego Rodrigues.

“En teoría hablamos de su aparición de cara al Atlético de Madrid C en casa (28 de noviembre); pero al final por un par de bajas y en consenso con todos, decidimos llamarle para Pinto. No con el ánimo de jugar sino de primera toma de contacto para adquirir sensaciones dentro de lo que es una convocatoria, y más en un desplazamiento. El partido no fue bronco, y eso era un requisito indispensable. Así que le metí a falta de 25 minutos para la conclusión. Íbamos perdiendo 1-0 y al final, con él en el campo, empatamos a uno. Todo perfecto”. 

Moraleja. 

Fernando Álvarez, psicólogo de la ED Moratalaz: “La superación del ser humano no conoce límites, cuando la motivación, el esfuerzo y la ilusión están detrás acompañando a un proceso como el que está terminando de superar Fali. Nos encontramos ante un ejemplo de heroísmo y fortaleza interna, Fali es un espejo en el que podemos mirarnos. Para poder crear primero tienes que creer y Fali ha demostrado creer en sí mismo y en su capacidad de superación. La gestión de la incertidumbre y más en un episodio de estas características, conlleva un proceso de aprendizaje y de adaptación a las nuevas características”. 

“El primer paso fue la aceptación de lo que le sucedió, pero a continuación todo el proceso va acompañado de perseverancia que es un valor sinónimo de tesón, firmeza y constancia con grandes dosis de fuerza de voluntad y de encontrar motivos personales para avanzar. No ha sido fácil, detrás ha habido unas emociones asociadas a este proceso que nuestro jugador ha tenido que gestionar y con todo, ha crecido muchísimo”. 

Charly Rodríguez.

“Ahora Fali tiene una situación complicada porque ha estado año y pico fuera y tiene que recuperar el terreno perdido que otros compañeros ya han ganado para desarrollarse. Él cuenta con mucho margen de mejora a nivel de preparación física. Es un futbolista que, de aspectos tanto técnicos como tácticos, posee ADN Moratalaz. Pienso que, si trabaja y se esfuerza en remontar, puede llegar perfectamente al nivel de ser los mejores jugadores de su etapa, la de 2006. Así que pienso que sí pero con mucho sacrificio”.

Adrián Algora.

“Ahora está en el Cadete B y con nosotros (Cadete A) entrena un día a la semana. Nos volcamos con él, creímos en él porque hay jugadores que pueden recuperar rápido ese nivel competitivo. Hay que estar en los buenos y en los malos momentos. Son personas que quieren al Morata, que aquí están cómodos y felices, jueguen o no jueguen, y eso le hace mucho bien a la escuela”.

Tores

Él se ha dado cuenta que el “por qué a mí” se queda a un lado cuando ven a otros chicos con lesiones más graves, de ligamento cruzado, y perderse una semana más o menos es una tontería comparado con estos casos”. 

Diego Rodrígues

“Le falta ritmo de competición pero estamos encantados. Ha encajado muy bien en el grupo, espero que mire hacia adelante y se olvide de la temporada aciaga que sufrió. Su posición sigue siendo la de interior / mediocentro. Fali tiene la obligación de ser, a medio plazo, de los jugadores más determinantes. Es un chico que siempre ha estado en las letras A, en los mejores equipos de su categoría. Si las lesiones le respetan, le espera un gran futuro dentro de la escuela porque es un “jugador Moratalaz”, se le aprecia mucho. Es bueno, se asocia con sus compañeros, es agresivo sin balón. Tiene todo para que más adelante pueda ser un puntal dentro del Morata”.

Fernando Álvarez.

“Fali, hoy eres más fuerte, tienes más capacidad para superar una situación adversa, porque lo has demostrado y tienes argumentos para demostrarnos a todos que cuando tenemos un sueño y confiamos en nosotros mismos y en los que están al lado nuestro para ayudarnos podemos superarlo, eres un ejemplo de superación”. 

Fali.

“Ahora mismo hay compañeros que tienen mucha mejor forma física que yo y que me llevan un año de ventaja. Pero yo voy a currar. A coger el nivel, la forma física que tenía antes y a jugar como antes. Ese es mi objetivo. Recuperar el nivel de antes de la lesión. De poder correr durante todo el partido y poder hacer un sprint tanto en el minuto 1 como al 80. No sabéis lo profundamente agradecido que estoy a Adrián, a Tores, a Diego y, en general, al Moratalaz”.

Fali ha adquirido madurez en un proceso por el que ha ha pasado por todos los estados de ánimo: negación, frustración, recaída, recuperación, dudas, altos y bajos. Y seguro que le ha afectado en el carácter. Cuentan que contra el Atlético de Pinto salió muy contento. Hablaba más que de costumbre. Era otro. Era feliz. Los que le rodeaban eran felices. Consciente que, aunque lo más importante ha pasado, ahora tiene que recuperar ritmo de competición, de físico y resistencia. Lleva un año de retraso con respecto a sus compañeros, pero él no descarta la Superliga. Y, sobre todo, lo que quiere es triunfar en el Moratalaz, que es el equipo que lo ha dado todo para que Fali sea un ejemplo de superación.