¡QUÉ EL RITMO NO PARE, NO PARE NO, QUÉ EL RITMO NO PARE!
No todos los héroes llevan capa, pero sí tienen guantes. Es curioso pero pocos personajes de ficción que nos salvan la vida tienen las manos al desnudo. Tampoco lo hace Bruno cuando juega los partidos con un Juvenil A lanzado para una categoría Nacional que es uno de los objetivos primordiales de la escuela esta temporada. Viento en popa a toda vela, los muchachos de Charly Rodríguez se trabajaron en la Ciudad Deportiva del Wanda una victoria tan merecida como sufrida donde nuestro guardameta puso justicia en la segunda parte al cómputo global del encuentro tras un primer tiempo primoroso.
Los teenagers del Moratalaz vencieron por 1-2 a un buen y engañoso RSD Alcalá para afianzar su posición de ascenso, adelantar al Complutense y ser segundo tan solo por detrás del Real Madrid, y encadenar su séptima jornada consecutiva puntuando, seis de ellas en forma de triunfo. Imparables. No, imparables no, porque para Bruno no hay nada imparable. Que se lo digan al alcalaíno Jaime al inicio de la segunda parte quien, en una sensacional volea, pudo empatar el encuentro a bocajarro en el punto de penalti y se encontró con la intervención fabulosa de nuestro cancerbero. Arriba. Reflejos. Determinación. Confianza.
Salvador. Como el mano a mano, a cinco minutos de la conclusión. Se hizo el silencio, con el corazón en un puño toda la expedición morataleña se quedó helada. A la vez que Ventura se le subían los gemelos, se lesionó Martín y todos contuvieron la respiración; pero ahí estaba Bruno para desbaratar el cara a cara. Felino. Atento. Decisivo. Y clavo ardiendo al terminar con uno menos para que la agonía fuera completa. No era justo que, en el minuto 98 y de penalti sorprendente, nos hubieran empatado. El artillero de la RSD Alcalá lo lanzó a las nubes para que la alegría se desbordase en un segundo tiempo heroico y titánico. Muchos, por no decir todos, abrazando a Bruno.
Pero la realidad no fue solo esa. No, no es justo quedarse con una figura. Y más cuando el Juvenil A realizó un primer asueto de ensueño. Se complicó porque la RSD Alcalá sacó a relucir una de sus individualidades. Golazo de Iván en la reanudación tras aprovechar un rechace después de un saque de banda. Se vinieron arriba y a Ventura además se le anuló un gol que hubieran tranquilizado los ánimos. Pero el sosiego tenía que haber llegado antes. En el primer tiempo.
Unos primeros 45 minutos que se afrontaron muy bien y con la misma energía que un parque de bolas en un cumpleaños. Era importante adelantarse en el marcador. De tal manera que, en los albores, en el segundo minuto, un golazo de Julio que colocó el cuero en la escuadra tras dos paredes interesantes en banda derecha fruto del gen colectivo verdinegro. De pañuelos. El tanto tempranero dejó noqueado al equipo del corredor y el Juvenil A pudo matar el encuentro con varias ocasiones donde se hizo raro que Isma, que ayudó mucho a sus compañeros, no mojara. Sin embargo, vendría el segundo antes del descanso después de otra jugada combinativa. Gran salida de balón con cambio de orientación hacia un Marcos Galán que no perdonó.
Dominio, intensidad y mejor primer tiempo de la temporada para que en la segunda Bruno, con la confianza que le reportó la seguridad en balones aéreos tanto a él mismo como al plantel, atase en forma de intervenciones milagrosas los tres puntos para el equipo de moda de la escuela. Ése que quiere volver a la categoría de plata juvenil, la que nunca debió abandonar; y ése que, a pesar de aventajar en cinco puntos al cuarto clasificado, el Atlético Chopera, tiene prohibido no bajar los brazos. Porque las buenas rachas también son malas consejeras, no cabe otra cosa que, para irse contentos a Navidades, el próximo domingo frente al Rayo Vallecano volver a demostrar que si alguien nos tiene que parar, que ése sea Bruno.
Bruno Kincaid, portero de primer año del Juvenil A, atribuyó el mérito de la victoria a todo el conjunto más que a sus paradas al valorar el encuentro de la siguiente manera: “Empezamos muy fuerte con un gol muy temprano y poco a poco el Alcalá empezó a generar ocasiones aunque supimos controlarles bien e incluso conseguimos marcar un gol. Ya en la segunda parte tras el gran esfuerzo del primer tiempo, el equipo bajó el ritmo y nos costó más, pero los cambios nos vinieron muy bien. Al cansancio se unió el dolor físico porque el Alcalá empezó a rascar. Martin se lesionó, esperemos que se recupere porque su ausencia se notó después de los ocho minutos de descuento con uno menos”.
No obstante, reconoció que su actuación fue decisiva: “Las paradas fueron importantes. En el mano a mano era consciente de la situación, cuando te viene el delantero uno hace lo que puede para evitar el gol y seguir en el partido con el marcador a favor. Luego en el penalti le trasladé toda la presión psicológica al delantero, más que nada porque en esa situación el portero tiene poco que perder. Todo el trabajo ya estaba hecho. Yo no estaba nada nervioso y mientras colocaba el balón le dije que la presión la tenía él y que todo su equipo dependía de ese lanzamiento. Afortunadamente surtió efecto y mandó el penalti muy por encima de la portería”.
El cancerbero morataleño resumió el estado de forma de su equipo en una sola frase: “El equipo va “palante”. Estamos a tope. Esta victoria ante el Alcalá la necesitábamos para seguir ahí arriba y porque todos contribuimos a ella, todos y cada uno de los jugadores y también los miembros del cuerpo técnico. Todos pusimos nuestro granito de arena y eso hace que nos unamos más, Este triunfo nos da más potencia si cabe para afrontar el partido del domingo contra el Rayo y marcharnos contentos para Navidades”.
Y para finalizar admitió que la temporada se presentaba complicada: “Éramos muchos de primer año, pero los de tercero nos han dado tranquilidad, seguridad y experiencia. Somos cuatro o cinco de primer año y estamos contribuyendo activamente a la buena marcha del equipo”. Sin duda, esta generación es una gran noticia para el Moratalaz y para su continuidad en el tiempo con la Nacional Juvenil como telón de fondo.