“Desde que entrenamos juntos somos más hermanos”
Son los únicos hermanos que dirigen un equipo de la EDM, este año ejercen como primer y segundo entrenador del Cadete A, llevan tres temporadas juntos y están dispuestos a seguir formando un dúo bien compenetrado durante muchas campañas más
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Hugo: “Gracias a la confianza que tenemos el uno en el otro salen mejor las cosas”
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Juan: “Si me ofrecieran ser primer entrenador de un equipo, pero teniendo que dejar a mi hermano, no lo aceptaría”
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Hugo: “Hemos debatido mucho sobre diferentes temas, pero nunca hemos discutido por el fútbol”
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Juan: “Cuando empecé, no pensaba que me iba a pedir tanto mi opinión; lo hace constantemente”
Alejandro Posilio
De los 35 equipos que actualmente conforman la Escuela Deportiva Moratalaz, solo uno está dirigido por dos hermanos. Hugo y Juan Díaz Jareño ejercen de primer y segundo entrenador, respectivamente, en el Cadete A. La actual es su tercera temporada juntos, cada día se sienten más a gusto y están dispuestos a formar pareja de baile durante muchos años más. No les importaría convertirse en la saga más longeva de la EDM, pues sería un título honorífico que llevarían con orgullo. Al fin y al cabo, desde que entrenan conjuntamente se sienten “más hermanos”.
El mayor de la saga tiene 24 años y lleva la friolera de 17 temporadas en la Escuela. Entró en 1997 en los benjamines de la Unión y dejó de correr por el césped detrás de la pelota al acabar su estancia en los juveniles, categoría en la que ya empezó a compartir su ilusión de llegar a ser un gran jugador con la de entrenar. Poco a poco le fue cogiendo el gustillo a eso de enseñar a disfrutar del fútbol y la actual es su séptima campaña dirigiendo desde el banquillo. Aunque estudió Informática en Formación Profesional, lleva más de tres años trabajando en la empresa de su padre como repartidor. Además, es monitor en un colegio durante un par de horas al día, pues reconoce que disfruta mucho con los chicos pequeños.
El pequeño de los Díaz Jareño, que el próximo día 17 cumplirá 19 años, llegó el 2005 a la Escuela, y entró en el primer equipo de alevines. A la campaña siguiente se unieron la Unión y el Moratalaz, y crearon la EDM, donde jugó hasta cadetes. Luego estuvo dos temporadas fuera y regresó el último año de juveniles. Pero al finalizar esa campaña, dejó el fútbol federado y ahora solo se divierte con los amigos en la liga municipal. Estudiante de INEF en Toledo, hace dos años Hugo le propuso que fuera su ayudante, se lo pensó y como quería conocer ese mundo desde los banquillos, aceptó. Al igual que su allegado, es madridista confeso, y cuando no está liado con el fútbol, lo que más le gusta es disfrutar de sus amigos.
“Cuando comencé a entrenar, tenía otros compañeros como segundo entrenador, todos de la Escuela. Pero estaban un año o dos como máximo conmigo. A los segundos que tuve, les gustaba ser entrenador, pero no les motivaba ni llenaba como a mí. Y un año se lo propuse a mi hermano, que también había dejado el fútbol en juveniles. Y ya la primera temporada se veía claro que este me iba a durar”, afirma Hugo, quien explica la última aseveración: “Para empezar, es muy parecido a mí en cuanto a personalidad y a exigencia. Le veía que le gustaba y se implicaba más que los que había tenido antes. Estaba siempre preguntándome, aquí, en casa, en todos los sitios. Y luego, tenemos la ventaja de que somos hermanos, nos conocemos, tenemos mucho tiempo para hablar, si se me ocurre algo, lo comentó con él en casa, opinamos y decidimos los dos. Tengo mucho más tiempo para estar con él, y eso se nota”.
«Muy motivados»
Mientras que Juan se muestra más explícito en sus motivos que le llevaron a aceptar la responsabilidad de ayudar a su hermano: “Cuando me lo propuso, creí que tenía que probar para conocer ese mundo. Empecé con un infantil, se dio bien, me gustó la experiencia y aquí sigo dos años después”. Y añade: “Tanto a nivel personal como familiar, la situación ha pasado de buena a muy buena. El primer año todo fue nuevo, el anterior fue increíble al ganar la liga y este curso estamos muy motivados los dos, y yo en particular”.
El primer año de su nueva relación dirigieron el Infantil D, y aunque los resultados no fueron los esperados, consumieron la etapa de acoplamiento. La temporada pasada tuvieron bajo su mando el Cadete C, y la mejoría en el entendimiento mutuo fue tan amplia que quedaron campeones de liga. Este año, con el Cadete A, sus aspiraciones vuelven a ser máximas. “Desde que entrenamos juntos, tengo mucha más confianza en él, hemos ganado los dos. Somos como más hermanos que antes. Cuando está conmigo, no lo veo como un compañero de trabajo, lo veo como mi hermano, que se implica, que tiene las mismas ideas que yo, porque las debatimos en casa. Queremos que el equipo juegue de la misma forma”, precisa el primogénito.
Para que no haya malentendidos, sus respectivas funciones están claras. El primer preparador se encarga de elegir los conceptos y ejercicios que se van a trabajar en los entrenamientos, mientras que el segundo prepara el material que se va a utilizar luego en el césped. En el Urbis, el ayudante dirige el calentamiento, y cuando el equipo se divide en dos grupos para entrenar, cada uno de ellos se hace cargo de uno. Si toca laborar conjuntamente, ambos se dedican a animar y corregir a sus pupilos”
Mucha participación
El mayor de los Díaz Jareño aclara: “Una vez decido los conceptos que vamos a trabajar en el entrenamiento, se los explico a Juan y le pido su parecer. Igual que antes de los partidos, que le comento la alineación, le pregunto y entre los dos decidimos”. Y el pequeño ratifica: “Cuando empecé, no creía que fuera a pedirme la opinión, no pensaba que iba a participar tanto. Pero me la pide para todo, entrenamientos, alineaciones…”.
A pesar de su excelente relación, existen momentos en los que no opinan igual, situaciones en las que cada uno defiende su postura. Ambos aseguran que tienen pocas disensiones, pero que cuando se producen, las debaten y finalmente toman una decisión que siempre tiene como objetivo el bien del equipo. Hugo asegura que nunca han llegado a discutir por el fútbol, mientras que Juan reconoce que como su hermano tiene más experiencia que él, en esos momentos de desacuerdo suele ceder él. El primogénito sentencia: “Cree que eso es aprendizaje para él, sabe que lleva menos años que yo en esto y lo entiende. Además, al hermano mayor se le suele tener más respeto”.
En otro de los aspectos fundamentales que coinciden es en el culto al fútbol de combinación que se practica en la EDM y que ellos defienden. Para el primer responsable, es mucho mejor dominar el balón a que lo haga el rival, “pues el que tiene la pelota, manda”. Pero puntualiza que siempre hay que enseñar a los chicos otras alternativas que permitan diversas posibilidades de juego y distintas soluciones. “No se puede pensar o ganó con mi forma, o no gano. Hay que ser flexible”. El segundo se muestra más contundente al resaltar que hoy en día, el fútbol de toque es el que mejor se puede hacer, circunstancia ratificada en el fútbol profesional por el hecho de que los mejores equipos del mundo lo practican. “Es el fútbol que hay que enseñar desde pequeños y eso lo hace muy bien esta Escuela”, sentencia.
Conversaciones sobre fútbol
Los dos reconocen que la mayoría de conversaciones que mantienen entre ambos tienen como asunto el fútbol en general y su equipo en particular. Incluso cuando se reúnen con sus padres y otros familiares, los temas del balón de cuero prevalecen en la mesa. Es más, destacan que su madre es la que más les pregunta sobre su actividad, porque está encantada con que sus dos hijos disfruten en común de esta actividad lúdica.
Cómo sucede en las películas policiacas, surge la duda de si ante sus pupilos se reparten los papeles de policía bueno y policía malo. Pero ambos señalan que no, que no necesitan esos roles para entenderse con los chicos a los que entrenan. “No sabemos ser malos con los chavales”, asevera el mayor; “tenemos un trato muy cercano y los dos nos llevamos muy bien con los chicos”, puntualiza. Cuestionados sobre si la mayor proximidad en la edad del menor de los Díaz Jareño le facilita la relación más próxima con sus jugadores, este responde: “Tengo cinco años menos que mi hermano y puede que tenga un poco más de amistad con ellos”. Mientras que el más longevo puntualiza lo siguiente: “La forma de ser que tenemos los dos es muy parecida, somos muy cercanos a los jugadores”.
Coinciden en afirmar que el origen de su pasión futbolera les viene de familia y que se encuentran tan a gusto que les gustaría seguir unidos muchos años más. “Creo que vamos a estar juntos mucho tiempo. Le he dicho varia veces que él es mí segundo para muchas temporadas. Con esa confianza que tenemos, con la manera que tenemos de trabajar, que nos compenetramos tan bien, creo que vamos a tener mucho éxito en adelante”, asegura Hugo. Juan es un poco más preciso: “Por lo menos quiero seguir con él hasta que acabe la carrera y me saque los niveles de entrenador de fútbol. Si no es con él, no sé si seguiría entrenando. Con mi hermano aprendo bastante y no le veo fecha límite a nuestra relación”.
Tanta seguridad en la continuidad de esta saga durante un largo período de años pone en cuestión los deseos del menor en llegar a ser algún día primer entrenador de un equipo. Pero Juan lo tiene claro: “Si ahora me ofrecieran llevar un equipo como primer entrenador, no me iría. Intentaría compaginarlos, pero si no pudiera, no dejaría a mi hermano. Con él aprendo mucho más de lo que aprendería solo. Tengo 18 años y mi objetivo no es llegar a dirigir un equipo yo solo”. Hugo justifica esta postura: “Si quisiera ser primer entrenador, ya lo sería. Lo que pasa es que prefiere estar de segundo conmigo porque está muy a gusto y porque así puede dedicarse a su universidad y a sus cosas. Ser primero le quitaría mucho tiempo. Quiere seguir aprendiendo, pero está muy capacitado para ser preparador, y con lo responsable que es, todavía más”.
Hugo: “Juan es el tío más responsable que conozco”
Este informático le saca más jugo a ser entrenador que a ser jugador.
¿Qué es lo que más te gusta de tu hermano como entrenador?
Muchas cosas, pero principalmente como se implica. Es muy detallista, está pendiente de todo.
¿Y lo que menos?
Los detalles que no nos gustaban uno del otro los corregimos el primer año. El segundo fue todo rodado y se notó mucho en la calidad de los entrenamientos. Y este año va más rodado todavía.
¿Qué es lo que más te gusta de él como persona?
La responsabilidad. Es el tío más responsable que conozco. Es un perfeccionista. Es un grande.
Muchas veces se le ocurren las cosas ahora y las quiere para antes. Se lo llevo diciendo desde que es niño: es muy impaciente.
Cuándo hay una discrepancia, ¿quién decide?
Yo soy el primer entrenador y tengo esa responsabilidad. Tengo la última palabra, pero mi palabra suele ir consensuada y consultada con él. Puede haber algo que yo tenga muy claro y lo haga, pero no suele ser sin consultarle.
¿Ha habido alguna confrontación fuerte?
No, porque solemos hablarlo todo. El plantea lo que opina y yo hago lo mismo, pero en caso de que no haya acuerdo, yo tomo la decisión como primer entrenador. Los desacuerdos han sido en cosas sin importancia, cosas como la posición en el campo de un jugador determinado, o si otro jugador debe ser titular o no, o sobre si un ejercicio es más efectico hacerlo de una forma u otra.
¿Fuera de la Escuela, también habláis del equipo?
Sí, es de lo que más hablamos en la vida. Estoy en casa, se me ocurre algo y me acerco a su habitación a comentárselo para saber qué le parece. Y él hace lo mismo. Es lo que más no ocupa.
¿Se puede aplicar el dicho de dónde hay confianza, da asco?
No, aquí donde hay confianza, salen bien las cosas. Teniendo la confianza que tenemos salen mejor la cosas de lo que saldrían de otra manera. En mi opinión, tengo la suerte de que es un chaval que se aplica bastante, que le gusta aprender y que creo que es el segundo mejor entrenador que hay en la Escuela. Y lo digo después de haberlo comparado con otros.
Juan: “Hugo es muy impulsivo en los banquillos”
Para este estudiante de INEF, las sensaciones de ejercer de jugador o de entrenador son diferentes y no se decanta por una de las dos.
¿Qué es lo que más te gusta de tu hermano?
No hay solo una cosa, sino muchas. Hablo con otras personas y también lo dicen, me gusta mucho cómo transmite las cosas a los jugadores.
¿Y lo que menos?
Es muy impulsivo en los banquillos. Muchas veces me tengo que levantar a calmarle, y cuando está muy nervioso, me dice que me calle. Hay quien vive el futbol así.
¿Qué es lo que más te gusta de él como persona?
Muchas cosas. Le quiero mucho, pero concretando, me llama la atención cómo quiere a los suyos.
A veces, como en el futbol, es muy impulsivo. Luego se da cuenta y se arrepiente. Pero ya le conocemos y le aceptamos.
¿Defíneme tu experiencia en la Escuela?
Muy buena. He tenido peores y mejore años, pero no tengo ninguna queja de ni de los entrenadores ni de las personas. He conocido mucha gente aquí, y tengo muy buenas relaciones. T creo que seguiré conociendo mucha gente buena.
¿Y qué tal la relación con los responsables de la Escuela?
La relación es muy buena, con los coordinadores es fantástica; y con los directores me llevo muy bien. Hasta ahora, todo genial.
¿Tanto compañerismo es bueno?
Es genial. Cuando trabajas con gente que te ayuda, que sabes que va a estar ahí cuando los necesites, trabajas más a gusto y estás mucho más tranquilo y mejor.
Ese puede ser uno de los éxitos de la Escuela.
Sin duda, cuando los compañeros son eso, y no rivales, se trabaja mucho mejor.
¿Algún día podremos competir con los grandes clubes de la Comunidad?
Como primer equipo, no, pues hay mucha diferencia economía. Pero en categorías inferiores competimos ya mucho con ellos. Algunas veces tenemos muy buenos resultados al jugar con esos equipos.