SEGUIMOS SOÑANDO
Desde que ascendimos en aquella tarde mágica en el Urbis frente al Galapagar gracias a los goles de Vasco y de Rubén y sufrimos hasta el final con dos jugadores menos para celebrar por todo lo alto hacer historia, no hemos parado de disfrutar cada uno de los días de estas tres temporadas mágicas para nosotros. Fue la culminación a un proyecto y un estilo que empezó en 2006, y que dio continuidad a un club con más de medio siglo de historia.
Nuestra estancia en Tercera División, ahora llamada Tercera RFEF, ha servido para que la región futbolística conozca lo que ya es el inconfundible ADN Moratalaz, una forma de entender este deporte a través del buen trato del balón, la combinación y el colectivo por encima de lo individual. Un hecho que nos ha sido útil para multiplicar con creces todas nuestras categorías inferiores, volver a renacer el proyecto femenino y ser ya reconocidos por los distintos torneos estivales e internacionales que se disputan a lo largo y ancho de la geografía española.
Empezamos nuestra andadura por la cuarta categoría del fútbol español con incertidumbre al ser territorio desconocido pero teniendo claro nuestro camino, con Jorge Vallejo siempre como maestro de ceremonias. Siempre intentamos mantener el bloque, premiar a aquellos futbolistas que nos habían llevado a este sueño, y no dudamos ni cuando empezamos mal aquella 2019/20, ni cuando atravesamos aquella mala racha pre-pandemia que nos situaba en la parte baja de la tabla.
Entremedias, el primer punto (0-0 ante el Leganés B), nuestro primer gol (Cristian Mora al Unión Adarve), nuestra primera victoria (aquella remontada contra el Flat Earth en Móstoles) o nuestro primer triunfo en el Urbis (ese 1-0 del propio Vasco ante el Móstoles URJC, qué curioso, el Móstoles URJC). El maldito COVID nos privó de ganarnos la permanencia en el terreno de juego y nos quitó algo más de dos meses para disfrutar de esta categoría. Nos mantuvo encerrados, lejos de los partidos.
Siete meses de larga espera y de ignorancia sobre lo que iba a pasar nos llevó a un formato controvertido y a unas medidas inusuales para todos nosotros que, por supuesto, acatamos. Vivimos el día a día, el entrenamiento a entrenamiento, el partido a partido más intensamente que nunca con el miedo en el que cualquier momento se volvería a suspender la competición. Y lo dicho, siete meses después comenzó nuestra segunda temporada en Tercera RFEF. Volvimos a tener un mal inicio hasta que una racha de 13 partidos invicto (8V 5E)…..
…. Nos hizo volar, creer en nuestras posibilidades, saber que nuestro estilo estaba por encima de todo, avasallar a nuestros rivales y, sobre todo, deslumbrar. Hubo otro parón. Llegó Filomena. Un enero sabático y a la carga. Domingo – miércoles – domingo. Dinámica de Champions League para asaltar la zona noble y ser líderes varias jornadas. Un primer puesto que nos arrebató el Unión Adarve en el Vicente del Bosque en el último partido del grupo regular. Entrábamos con todas las de la ley en la fase de ascenso. No teníamos límite a la hora de hacer historia.
Y llegaron las tardes de ensueño de primavera en con el Alcorcón B como eterno rival en una fase de ascenso caótica. ,Los goles de Anibal, de Adnan en La Canaleja, o el de Cristian Mora de cabeza en semifinales en un empate en un Urbis que jamás ha estado más abarrotado. Todo para llevarnos a la gran final en el Iker Casillas de Móstoles frente al URJC. Todo para llevar más de mil morataleños a las gradas mostoleñas. Para teñir de rosa la gran final del grupo 7 de la Tercera División. El golazo de Rubén Ayuso nos acercó a la gloria en un 0-1 que fue volteado en una final en la que no se forzó la prórroga por un maldito penalti que se estampó en el poste. Lágrimas de impotencia. La grandeza nunca estuvo tan cerca. Aún así, seguíamos soñando.
Y con el mismo bloque, y la misma filosofía. Con la misma humildad, y la misma personalidad iniciamos nuestra tercera campaña en la denominada Tercera RFEF donde comenzamos con un punto increíblemente ganado al Rayo Vallecano B en el descuento, y en el que navegamos en la zona de nadie al acecho del Play Off durante el primer tercio del curso. Y volvieron los parones. Otra vez el COVID. O el OMICRON que no provocó otra cosa que el calendario se comprimiese, y que mermara de efectivos nuestra plantilla.
Otra vez domingo – miércoles – domingo. Pero esta rutina esta vez no nos favoreció, sino que fue en nuestra contra. Entramos en mala onda, en un bucle donde los encuentros, y los días, se sucedían sin remedio de freno hacia el abismo. Se escapaban de forma inexplicable puntos que teníamos amarrados, y por más que merecíamos más premio, los batacazos hicieron mucha mella psicológica. Como mínimo, hasta siete equipos descendían. Una losa.
Ya dentro de la zona peligrosa quisimos agarrarnos a la permanencia. Las victorias ante Alcorcón B, Villaviciosa, Parla o Trival Valderas nos abocaron a un mes de abril con tres partidos en casa y con la permanencia dependiendo de nosotros. Este muerto estaba muy vivo. Invocamos a la magia del Urbis para estos partidos ante rivales directos. #ThisIsUrbis. Y fallamos. No sabemos cómo, pero fallamos. Y lo sentimos, por nuestros aficionados, por nuestros socios, por nuestros familiares, por todos y cada uno de los miembros de este club, por nuestro propio estilo y por nosotros mismos.
Pero éste no será un adiós definitivo. Esperemos volver pronto a la Tercera RFEF. Corregiremos fallos y volveremos a la senda que nos ha hecho reconocibles. En la Regional Preferente. Donde sea. Volver a tener los pies en el suelo para poder pensar, por qué no, en altos vuelos. Para sentir lo que hemos sentido en estas tres temporadas. Porque el fútbol es algo más que un juego, seguimos soñando.