Entrevista | Fernando Álvarez, nuevo psicólogo de la Escuela Deportiva Moratalaz

Entrevista | Fernando Álvarez, nuevo psicólogo de la Escuela Deportiva Moratalaz

Fernando Álvarez, Licenciado en Psicología y con varios posgrados de especialización en el área del coaching, la formación y recursos humanos, saltó a la palestra el año pasado interviniendo en varios medios de comunicación acerca del 0-31 que un equipo de las categorías inferiores del Real Madrid endosó a la EF Villaverde donde colaboraba. Hasta Zinedine Zidane, que era entrenador del conjunto blanco, terció para decir que había que marcar un número de goles máximo para que no se resaltasen esas diferencias tan enormes. Fernando tuvo trabajo a la hora de explicar que es lo que pasa en la cabeza de un niño, o del padre de un niño, al encajar 31 goles. Y de ello aprendió. Tanto que continúa su aprendizaje en nuestra escuela. 

¿Cómo llegó al Moratalaz?

“Vengo de la escuela de fútbol de Villaverde donde tengo experiencia, y este año decidí ver nuevas escuelas de fútbol. A través de un antiguo entrenador me propusieron una escuela como la del Moratalaz que cuenta con una gran cantidad de jugadores y unos estándares de calidad bastante elevados. Presenté un programa para poder ayudar y trabajar a partir de esta temporada. Según he entrado y he ido conociendo los entresijos del club, me ha sorprendido gratamente la estructura organizativa con la que cuenta, el gran esquema de una dirección deportiva cuyo fundamento se sitúa en torno a una idea de fútbol muy clara, el “gen Moratalaz”, para posteriormente poder desarrollarla. Un reto con el que estoy plenamente identificado y al que, sin abandonar el Villaverde, me concentraré al 100%”.

Porque la psicología ha llegado al deporte para quedarse….

“Hay que dejar una cosa clara. Sin la parte técnica y la parte física estamos perdidos. Pero si a la parte psicológica la dejamos de lado, a los futbolistas les puede afectar de forma negativa, por ejemplo, la teoría de Arousal*y bloquearse, como ha pasado con Simone Biles en los pasados Juegos Olímpicos. No hay un número para cifrar que es más importante: la calidad, el físico o el aspecto psicológico. Yo continuaré con la labor que había dejado el último psicólogo. De la mano del equipo deportivo vamos a trabajar la educación y la formación.

Detrás de cada jugador, tenemos la obligación de desarrollar y, sobre todo, llegar al máximo, y plantear un trabajo multidisciplinar y humanístico. El jugador como centro y sobre todo a la persona para fomentar el carácter competitivo. Pero no competir entre jugadores sino que los futbolistas compitan consigo mismos para buscar sus motivaciones, fijarse sus objetivos y obtener resultados para ser mejor jugador. Y esa mejora individual repercutirá, tarde o temprano, en la cohesión grupal”.

*Nivel de activación del sistema nervioso. El nivel de activación es determinante para el rendimiento de un deportista, para que la mente y los músculos tengas que estar muy bien sincronizados y en su punto óptimo.

 La idea de juego del Moratalaz, al fin y al cabo, es colectiva y combinativa, y depende del conjunto del rendimiento individual para que sea efectiva.

“Se trata de venir a jugar, a aprender y a competir, dimensionar cada faceta y pulirla al máximo. Si todo sale bien, los resultados, tarde o temprano, vendrán de la mano. Hay cosas que están en nuestra mano y otras que no. Nunca nos tenemos que olvidar del factor suerte. Debemos ser partícipes y conscientes que hay determinadas circunstancias que influirán en un partido, no vale con ser el mejor. Por ejemplo, en una entrevista de trabajo no siempre se escoge al mejor preparado para el puesto. Una persona en esta situación se puede poner nerviosa, puede pasar un día malo o que simplemente no le caigas bien al entrevistador. Y estas cosas pasan, el fútbol no es una excepción”.

¿Qué ha pasado para que los deportistas sean antes máquinas de competir que podían con todos a que hora proliferen los casos de salud mental?

“No ha habido un cambio. Viene sucediendo desde hace tiempo. Ha ayudado mucho la concienciación a nivel social y gracias a eso el deportista ha empezado a levantar la mano. Hay una capa que se ha venido abajo. Digamos que el deportista ha sacado su lado más humano. En la elite, se encuentran situaciones de mucha ansiedad, stress y presión; pues lo mismo pasa si lo extrapolamos a un club o a una escuela como el Moratalaz. Yo he llegado al Urbis reivindicando la psicología en el deporte con el trabajo que ya viene realizando el equipo directivo y la coordinación en su conjunto. Y hoy en día los entrenadores son auténticos profesionales de la psicología que pueden manejar conceptos como si de un profesional de la mente se tratase, y eso es para estar muy contentos”.

Pero queda mucho camino por recorrer….

“Las altas esferas de la gestión deportiva se deberían replantear los valores anímicos que rodea el deporte. A nivel global, también hay que repensar la situación. Estamos infra financiados a nivel de Sanidad. Se debe incluir una cartera de servicios psicológicos. Sería un ahorro porque hay un gasto en psico-fármacos que no aborda a la solución de los problemas. Porque si aprendes a andar bien no tienes tirones musculares. Si te manda analgésicos, puedes tapar el problema pero lo cronifica. Sigue ahí y así no solucionamos nada. Generamos un gasto, y no solo hay que invertir en psicología, también sobre todo en felicidad y en bienestar”.

¿Cómo trabaja con los chavales?

“La victoria es la última meta, pero para ello hay que cumplimentar objetivos más pequeños. Vengo aquí a incentivar la motivación, la superación y fomentar cohesión grupal. El jugador está en en centro de la diana (que es el fin, lo importante), y nosotros estamos por y para los jugadores, sobre todo los entrenadores que ejercen como educadores. 

Y centrándonos en lo bueno. Cuando vamos de viaje nos acordamos de los detalles, porque nuestro cerebro solo se acuerda de lo bueno. Los chavales y chavalas de las categorías inferiores, deben centrarse plenamente en quedarse con lo bueno, no con lo malo. Si aprovechamos los valores positivos de un niño o una niña, se incrementará el valor de la escuela en general. Yo he estado en talleres de técnica de estudio con resultados sorprendentes, y no por el buen hacer de los profesionales, sino gracias al ambiente que se ha podido generar entre las personas que integraban esos talleres”.

Para finalizar, un consejo para los jugadores.

“El fútbol es una escuela de vida. Es mucho más que una competición y es mucho más que un juego. Es una gran oportunidad para disfrutar, para crecer y para mejorar, y todo lo que aquí aprendan lo van a poder utilizar en otras facetas de su vida”. 

Fernando Álvarez no quiso definirse porque “es lo más difícil para una persona”, pero lo que sí le gusta es trabajar con la gente del deporte, fundamentalmente en los aspectos de la superación personal. Atacar la personalidad para buscar la meta y el objetivo final. Señores, señoras, chicos y chicas de la escuela, padres y madres. La escuela tiene un psicólogo y eso, a día de hoy, es un honor y un privilegio. Y no confundir con un lujo. Porque no debería ser un lujo un derecho de vida, de todos, como es la salud mental.