El juego duro del equipo local y su cerrada defensa impidieron el triunfo de la escuadra de la Escuela
Alineaciones.
Escuela Fútbol Concepción: Rubén, Alejandro N, Steven, Héctor, Marcos, Pablo Javier, José Giacomo, Lucas, Ismael, Alejandro B, Marco y Rodrigo P.
EDM Benjamín B: Carlos, Pablo, Juan Diego, Arturo, Alejandro M, Daniel G, Manuel, Rodrigo, Iván, Eduardo, Daniel José y Andrés.
Goles: 1-0 (m. 5): Rodrigo P. 1-1 (m. 7): Manuel. 1-2 (m. 17): Manuel. 2-2 (m. 30): Pablo Javier.
Árbitro: Elena Ginés Granizo.
Crónica de Alfredo Pascual
En la quinta jornada de la Liga, salimos decididos a afrontar el choque que nos enfrentaba en esta ocasión con La Concepción. Comenzamos tranquilos, jugando el balón con control y jugadas perfectas, pero es casi ya un tópico, cuando mejor juegas, te meten un gol. Así fue, recibimos el primer gol del partido, No nos preocupó, quedaba mucho tiempo y nuestro juego era muy bueno, definido, con acciones que despertaban la admiración y el aplauso en el público. Fruto de ello, a los dos minutos, Manu marcaba el gol del empate y nos hacía sentir reconfortados. Ahora solo teníamos que pensar ya en la victoria. Seguimos luchando para ganar, imponiendo nuestro sistema de juego, el de la Escuela, el que en tantos entrenamientos hemos ensayado, el que nos define como un gran conjunto.
Faltaban ya solo tres minutos para terminar la primera mitad, cuando Manu volvió a marcar gol, que nos hacía soñar con los tres puntos y el premio a nuestra actuación. Aguantamos y llegó el final.
Cinco minutos de descanso, y de nuevo, a jugar. Pusimos el balón en movimiento desde el círculo central, con el objetivo claro de marcar un tercer gol que nos asegurara la victoria. La segunda parte, todavía más intensa y con más juego. Los laterales, a toda velocidad por la banda, y los balones en profundidad desde el centro del campo nos propiciaban llegadas letales.
El juego de la Conce, que necesitaba salir de esta dinámica, se endureció. Nuestros ataques, cada vez mayores, muy bien conducidos, no podían ser controlados por el equipo contrario, y una jugada acabó en penalti al parar un jugador rival el balón con la mano. Todos saltamos de alegría, un júbilo se apoderó de nosotros, pero los penaltis, hay que marcarlos, no son goles hasta transformarlos. Juan Diego se dirigió hacia el punto de penalti, colocó el balón, miró a todos, respiró y chutó, el balón enviado a la escuadra, se marchó fuera, alto por la izquierda, bien tirado, en otra portería hubiera sido gol, en esta, ¡fuera!, por poco…
Solo hubo un instante de preocupación, pero no importaba, nuestro buen juego nos daría más oportunidades y, además, íbamos ganando. La Conce se sintió alentada y nos presionó. Su juego se volvió más agresivo. Las continuas faltas nos hacían perder el control del balón. Ellos nos esperaban muy atrás para que subiéramos y propiciar una jugada de contraataque en una acción individual que les diera la ocasión de marcar. La artimaña les dio resultado, el portero del equipo contrario sacó en largo, y en una jugada en solitario, uno de sus delanteros nos marcó el gol del empate.
Nos quedaban diez minutos para tratar de solventar esta situación. Varios saques de esquina, sobre el portal contrario, nos proporcionaron jugadas de mucho peligro. Pero cerraron la defensa y achicaron los espacios, por lo que nuestros delanteros no pudieron disparar a puerta. El equipo estaba volcado arriba; ellos solo disponían de oportunidades en acciones individuales, en algún contraataque.
No encontramos el disparo. Nuestras jugadas elaboradas eran buenas, pero nos faltó el tiro, el disparo a puerta, desde fuera del área. Una vez más, nuestro guardameta Carlos tuvo un papel decisivo en el resultado: su colocación, sus órdenes a la defensa y el cierre espacios hacen del Benjamín B casi una muralla infranqueable. Es por ello que estamos entre los cinco primeros equipos con menos goles en contra.
Todos nuestros partidos se caracterizan por la intensidad del juego y la fuerza que ponemos en ellos, garantizando un gran espectáculo que nos hace vibrar a todos.