David Rodríguez afronta su segundo año en el primer equipo de la ED Moratalaz con una idea clara: seguir creciendo, compitiendo y aportando al grupo. Aunque para muchos esta etapa supone una novedad, para él ha sido también una vuelta a casa. Antes de su paso por el Rayo Vallecano, David ya había vestido la camiseta del Moratalaz en categorías inferiores, una circunstancia que hizo aún más especial su regreso.
“Cuando llegué el año pasado fue como volver a casa”, reconoce. Tras dos temporadas formándose en una de las canteras más exigentes del fútbol madrileño, su evolución ha ido ligada principalmente a la madurez futbolística y a la adaptación al fútbol sénior. “La intensidad, los duelos y el juego más directo marcan una gran diferencia respecto al fútbol juvenil”, explica, destacando ese proceso como el mayor reto desde su llegada.
El legado del Rayo Vallecano
Capitán del Juvenil División de Honor del Rayo Vallecano, David guarda importantes aprendizajes de esa etapa. El valor del sacrificio diario, el respeto por el tiempo invertido y, sobre todo, la paciencia, son conceptos que sigue aplicando hoy. “Hay que saber esperar tu momento estando preparado, asumir el rol que toque y tener siempre predisposición, juegues más o juegues menos”.
Precisamente esa madurez fue clave para decidir su regreso a Moratalaz. El conocimiento previo del club, el trato cercano y el ambiente familiar fueron determinantes, junto a la oportunidad de formar parte de uno de los equipos referentes del fútbol autonómico madrileño. “Yo pregunté por venir aquí porque era donde quería jugar”, confiesa.
Un mediapunta completo y comprometido
En el terreno de juego, David define su rol con claridad. Como mediapunta, es el encargado de activar la presión junto al delantero, enlazar el centro del campo con la última línea y aportar dinamismo ofensivo a través de conducciones, diagonales y pases al espacio. Además, destaca la importancia de ganar duelos y segundas jugadas, adaptando siempre la toma de decisiones según la zona del campo.
Si hay un aspecto en el que más ha crecido desde su llegada al fútbol sénior, lo tiene claro: la competitividad. “Los duelos y la intensidad eran lo que más me costó al principio”, admite. Hoy, esas facetas forman parte natural de su juego.
El cuerpo técnico le pide atrevimiento, verticalidad y presencia en área. Una responsabilidad que asume con confianza, respaldado por los minutos que está acumulando esta temporada. “Siento la confianza del míster, del cuerpo técnico y de mis compañeros, y eso me ayuda a ser más decisivo”.
Liderazgo natural
Carisma, entrega y liderazgo son cualidades que siempre han acompañado a David. Él mismo reconoce que es algo que le nace de forma natural, especialmente en un vestuario unido como el actual. Haber sido capitán tanto en Moratalaz como en el Rayo no lo considera casualidad, sino consecuencia de unos valores claros, un trato cercano y una actitud constante, independientemente del rol que le toque desempeñar.
“El liderazgo también es saber adaptarse a cada situación del vestuario”, afirma, mencionando con respeto a referentes actuales del equipo como Penru y Carri.
Trabajo invisible y mentalidad colectiva
Para David, el rendimiento no se construye solo los domingos. “Muchas veces es más importante lo que nadie ve”, señala, destacando la importancia del descanso, la alimentación, la recuperación y el trabajo diario, especialmente en un calendario exigente con competición de copa incluida.
En los momentos difíciles, su receta es clara: confianza en el grupo e insistencia constante hasta que lleguen los resultados.
Un equipo en crecimiento
A nivel colectivo, el mediapunta considera que el equipo ha superado una fase inicial de adaptación marcada por la llegada de muchos jugadores y un nuevo cuerpo técnico. Pese a las bajas y a un inicio complicado, el grupo ha sabido reaccionar. “Ahora estamos en nuestro mejor momento, tanto a nivel humano como futbolístico”.
La ambición está presente, pero con realismo. El objetivo es competir al máximo, pelear por los puestos altos y, en la Copa, intentar repetir final y esta vez levantar el título.
Identidad Moratalaz
Si algo diferencia a la ED Moratalaz del resto, para David es su identidad. Un grupo humano comprometido, solidario y un fútbol alegre que invita a disfrutar tanto dentro como fuera del campo.
En lo personal, sus metas pasan por seguir siendo importante para el equipo, sumar minutos… y romper la barrera del gol. “Llegar al menos a cinco goles”, se marca como objetivo inmediato.
Mirando al futuro, sueña con seguir en Moratalaz y vivir un ascenso o un título. A nivel personal, terminar su carrera universitaria y comenzar a trabajar en lo que le apasiona, siempre con su familia cerca, es su prioridad.
Un mensaje a la afición
Para cerrar, David lanza un mensaje claro a la afición: confianza y apoyo. Agradece especialmente el cariño que recibe el primer equipo, sobre todo por parte de los más pequeños, y anima a todos a acudir al Urbis. “Van a disfrutar y ver buen fútbol seguro”.


