La grandeza de no dar nunca el partido por perdido

El equipo de Fran Morillas creyó en sus posibilidades y remontó gracias al esfuerzo y tenacidad de todos sus integrantes

Alineación

EDM Cadete A: Velayos; Calvo, Dani, Medina, Zafra; Rubén (Nepo, m. 52), Barroso (Iker, m. 75), Gonza (Tabo, m. 63), Simarro (Monroy, m. 63), Hugo y Dylan.

Arbitro: David Feito Rabanal.

Observaciones: Partido correspondiente a la 3ª jornada de la Primera División Autonómica de Madrid, jugado en el campo de la Dehesa de Moratalaz a las 10:30 horas el 08/10/2016.

Crónica de Santiago Adrados; fotos de Ángel Zafra

Mañana vespertina del sábado, donde luce magnífico el nuevo césped de la Dehesa, manguerazo antes del partido, alineaciones resueltas y el trencilla que da el Ok para el comienzo del encuentro. Seguramente todos pensábamos que veníamos a ver otro partido, pero fue este el que nos tocó jugar. Sufrimos en exceso ante un equipo que, a priori, no debería ponernos las cosas tan difíciles.  Aunque en esta categoría todos los equipos saben dónde hay que ir a rascar algo, y prueba de ello es el partido de ayer.

Se percibió desde el principio una cierta relajación, quizás por sentirnos favoritos, puede que porque jugamos como local, algo incompresible, pues si hay algún sitio donde debemos hacernos fuertes es en nuestro campo, y no podemos permitirnos ni un solo momento de perdida de concentración. Es evidente que ya todo el mundo sabe cuál es la filosofía a la hora de jugar  que tiene esta Escuela, lo sabemos nosotros y lo saben los contrarios. La prueba es que todos los equipos a los que nos enfrentamos nos ponen una presión alta, impidiendo salir con el balón jugado, intentando restarnos en la posesión del esférico.  Cuando esto sucede y nosotros no nos encontramos muy finos, surgen problemas.

La salida no es limpia, la circulación se vuelve atropellada e insegura, las líneas no conectan y los espacios no se generan.  Cuando esto sucede, da la impresión de que sufrimos más con la pelota que sin ella, se crea un cierto nerviosismo que va en contra de nuestros intereses. Ayer pudimos darnos cuenta muy rápido de estas cosas, en el minuto 7 nos abrían el marcador 0-1 y ¡a remar!. Iba a ser la tónica de todo el encuentro. Un gol que nos cogió desprevenidos y nos complicó mucho el partido, porque al contrario de lo que se podría pensar, el Pozuelo no se replegó y siguió insistiendo en su libreto.

Intentamos sacarnos la presión, hilvanamos alguna jugada y solo hasta la media hora de partido no conseguimos sacar fruto del trabajo.  Penalti claro cometido sobre Sima, que recoge un balón en el área, tira dos recortes y, cuando se dispone a lanzar, es trabado, Dylan tira el penalti ajustado y pone las tablas en el marcador 1-1 (m. 29). Con poquito juego y escasas aproximaciones al área contraria nos vamos al descanso. Hasta aquí un equipo un poco inseguro y con muchas dificultades para la elaboración del juego. Visita obligada a Sergio, para reponer fuerzas en intentar insuflárselas a los nuestros.

En la segunda parte no cambió mucho el guión. Cierto es que no sufrimos mucho en nuestra portería, donde apenas se crearon ocasiones meritorias, pero seguíamos sin estar a gusto sobre el campo, mucha imprecisión y poca elaboración para lo que este equipo nos tiene acostumbrados.  En el minuto 60, nos vuelven a dar un disgusto y de nuevo se ponen por delante 1-2.  Este gol si que pareció espolear un poco a los nuestros y, sinceramente, a todos nos hizo temer por un resultado que no esperábamos.  Gracias que solo cinco minutos después, Monroy, en un alarde de pillo de los suyos y muy atento, consigue igualar al recoger un rechace del portero al lanzamiento de una falta. 2-2 (m. 65). Muy importante este minuto para el posterior desarrollo del partido.

El Pozuelo pareció estirarse un poco. Esto unido al evidente cansancio, hizo que se encontraran algunos espacios más y la circulación de derechas a izquierdas fue algo mas habitual. Aun así, seguíamos sin llegar claramente a puerta contraria, apenas cuatro o icno entre los tres palos en todo el partido. Pero la fortuna, y el no dejar de creer nunca, esta vez nos sonrió y en el minuto 79, cuando ya todos contábamos con el empate, nuestro Gran Dani nos dio los tres puntos. ¡Ufff! Respiramos.     Terminamos el partido con prisas, impaciencia y nervios. Síntomas estos que se reprodujeron  durante todo el encuentro, evidencia de que no se encontró nunca el time del partido y de la incomodidad manifiesta que nos acompañó durante los 90 minutos. Al final, nos vamos para casa satisfechos con el resultado.

Se sacan conclusiones, se trabaja en los errores, se afianza en la categoría y en la clasificación y nos preparamos para nuestro particular Alper dejes (Atleta-Rayo-Alcobendas). Todo no fue gris, hay cosas, detalles que merecen resaltar, como que el equipo nunca dio por perdido el partido, “permíteme que insista”, y eso hizo que estuviera metido hasta el final y que diera sus frutos. No es fácil jugar en casa siempre por debajo en el marcador y recuperarse.

Y aquí mención especial para Magda, integrante nueva en nuestra grada de animación, que ya la conocíamos del pasado año y que es un torrente de optimismo, alegría y positividad, y para Eimad, que sin él y a pesar del esfuerzo de los nuestros, hubiera sido realmente complicado traernos los tres puntos.