Abel, Raúl e Iván, la saga de los Pastor que ha convertido a la EDM en parte importante de sus vidas

Abel, Raúl e Iván, la saga de los Pastor que ha convertido a la EDM en parte importante de sus vidas

«Al Moratalaz no le voy a fallar por nada del mundo; me han tratado muy bien y pienso devolverlo»

Este trío de hermanos que cumplen su séptima temporada en la Escuela aseguran que se sienten muy bien tratados en comparación a lo que vivieron en la Fundación del Atlético de Madrid, y resaltan lo mucho que disfrutan con sus compañeros

  • José, el padre: “Nosotros solo queremos que disfruten y se lo pasen bien”

  • Abel, el mayor: “Si quisiera ficharme un equipo medio que estuviera poco más arriba que el Moratalaz, no me iría”

  •  Raúl, el mediano: “Todos los entrenadores me han tratado genial, y los compañeros también son impresionantes”

  • Iván, el pequeño: “Estoy conforme con todo, no tengo ninguna queja”

Los Pastor en el urbis

Alejandro Posilio

“Mis hijos se toman el fútbol muy en serio; forma parte de sus vidas, le dan mucha importancia, lo viven intensamente. Y eso nos viene muy bien a nosotros, porque mientras están entrenando y jugando, están ocupados y no se dedican a otras cosas menos sanas y más peligrosas. Es casi imposible que lleguen a formar parte de la élite, pero nosotros solo queremos que disfruten y se lo pasen bien”.

Son palabras de José Pastor, padre de Abel, Raúl e Iván, tres hermanos madrileños que juegan, respectivamente en el Aficionado B, Juvenil C y Cadete B de la Escuela Deportiva Moratalaz desde hace siete temporadas y que han convertido a esta organización en una parte importante de sus vidas. Así lo reconocen los tres integrantes de la saga de los Pastor, que coinciden en señalar que sería un enorme contratiempo tener que dejar de practicar este deporte por la razón que fuera, pues para ellos es algo más que un simple entretenimiento.

Sus primeras carreras tras el balón las dieron en el colegio Santo Ángel, para más tarde ingresar los tres en la Fundación del Atlético de Madrid. “Raúl destacó jugando al fútbol desde pequeño y un entrenador del colegio nos recomendó que los lleváramos a esa escuela para que siguieran mejorando. Les hicieron las pruebas y les cogieron”, indica este carnicero cincuentañero que también jugó al fútbol y entrenó al equipo de su pueblo, Horcajo de la Ribera, en Ávila. Pero con el paso del tiempo, las relaciones con esa organización comenzaron a empeorar. Abel tuvo problemas con un entrenador y el trato que recibió Raúl tras caer lesionado no fue el esperado por la familia, lo que causó la decisión de cambiar a los niños a un club más cercano a casa, momento en el que optaron por la EDM.

En la DehesaTras superar las correspondientes pruebas, Abel, el mayor del trío Pastor, ingresó en el Cadete A, Raúl, el mediano y más dicharachero, fichó por los alevines, e Iván, el más pequeño y tímido, entró en los prebenjamines. Iba a empezar la temporada 2008/2009 y los Pastor Iglesias unían sus vidas al equipo de su barrio. El primogénito lo tiene muy claro. “Para mí, esta Escuela es como una familia. Al Moratalaz no le voy a fallar por nada del mundo. Me han tratado muy bien y pienso devolvérselo”.

El delantero del Aficionado B no guarda muy buen recuerdo de su anterior etapa en la escuela rojiblanca: “No tengo reparo en afirmar que la Escuela del Atlético de Madrid es una sacacuartos, no se preocupan por los jugadores; los entrenadores van a llevárselo, no hay compromiso y todo se hace por afán de lucro”. Idea que el menor de los Pastor ratifica con sus palabras: “Allí las personas juegan al futbol sin sentimientos, aquí hay más confianza y más de todo. En el Moratalaz te tratan mucho mejor”.

Complicada organización

Tener tres futbolistas en la misma familia dificulta enormemente las cuestiones de organización, según reconoce José, pues intentar seguir las andanzas de cada uno de ellos se hace imposible, sobre todo al coincidir los horarios de los partidos. “Su madre y yo intentamos ir a verles a todos los partidos, pero no siempre podemos. Yo me he perdido muchas jornadas por mi trabajo cuando juegan los sábados. Al que más he seguido ha sido a Abel, pues lleva ya bastantes años jugando los domingos, y como es delantero, disfruto mucho viéndole marcar goles. Y cuando coinciden los horarios, mi mujer y yo nos dividimos. A ella, como a muchas madres, no les gusta el fútbol, pero disfrutan viendo jugar a sus hijos”, afirma el progenitor.

Además, en estas relaciones personales siempre hay que andarse con tiento para no despertar los celos que surgen entre los hermanos cuando llega la hora de analizar las actuaciones de cada uno. Así lo atestigua José: “Tengo que tener mucho cuidado a la ahora de hacer alguna crítica de un partido. A veces no puedo hacerla cuando el afectado está presente. En particular, a Raúl le importa mucho lo que decimos de él, le gusta que le digan que lo ha hecho bien”.

Siete temporadas en la EDMQuizá por ello, cuando al padre se le pregunta quién es mejor jugador de los tres, echa mano de su vena diplomática para no herir sensibilidades: “Cada uno tiene sus virtudes. Abel es un goleador, Raúl es un peleón, es la brega personificada; e Iván es el más técnico de los tres. No sabría decirte quién es mejor, pero quizá el mayor despunta un poco más”. Toda la familia coincide en la calificación realizada por el José, aunque el mediano puntualiza: “Abel puede parecer el mejor porque es el mayor y lleva más años jugando. Pero si yo tuviera su edad, me lo comería”. Sin embargo, Iván lo reconoce. “El mejor de los tres no soy yo. Ellos son más trabajadores y técnicamente son mucho mejores. Son mi ejemplo a seguir”. Mientras que Abel piensa cómo su padre: “Cada uno hace una cosa bien. El pequeño es más técnico, el mediano es más intenso y más rápido, y yo englobo un poco todo, un poco de técnica, velocidad y fuerza”.

Los tres afirman que sueñan con poder jugar algún día en Primera División o, incluso en Segunda, “porque todo joven que juega al fútbol sueña en alguna ocasión con ese futuro”, coinciden en resaltar. Incluso el primogénito, con 21 años, lo tiene entre sus objetivos. “Divertirme es importante, pero la diversión a  estas alturas ya se queda a un lado. Llegar a jugar en Tercera o Segunda B sería un logro importante. Y lo voy a pelear hasta que no pueda más”. El siguiente en edad piensa parecido: “Todo futbolista sueña con jugar en Primera y vivir de algo que ama. Pero me valdría con llegar a Segunda. Pero si me tengo que conformar con jugar en el Aficionado A de la Escuela, pues no me desagradaría”.

Difícil llegar ala élite

El pequeño es el más conciso: “Sé que es muy difícil llegar a la élite, porque hay muchos chicos como yo o mejores y con más ganas, pero voy a por todas. La ilusión siempre está ahí”. Sin embargo, el cabeza de familia es el más frío a la hora de analizar las posibilidades de sus vástagos de alcanzar el éxito en este deporte: “Está descartado. Es imposible, porque existe mucha competencia. Abel, con su edad, ya tendría que estar en un club grande, y los otros tienen muchísima competencia. Hay jugadores jóvenes con un nivel tremendo”.

Todos los integrantes de esta familia reconocen que el fútbol es uno de los principales temas que se abordan en las reuniones familiares, pero son conversaciones sin tensión, a pesar de que Abel y Raúl son seguidores del Atlético, y José e Iván se declaran aficionados del Real Madrid. “No somos una familia de discutir mucho. A lo mejor cuando hemos ido a ver a otro hermano, podemos estar en desacuerdo por comentarios como ‘debías haber chupado menos’ o ‘en esa jugada debías haber pasado en vez de jugártela’ o cosas así. Pero no vemos el futbol profesional  juntos”, asegura el integrante del Aficionado B.

Disfrutando en la EDMEl juvenil no está muy de acuerdo con su hermano: “Yo creo que sí hablamos mucho de fútbol. Es uno de los temas que más sale en nuestras conversaciones, sobre todo los domingos. Cuando acabamos de jugar todos, nos gusta comentar nuestros partidos”. Y el pequeño se explica: “Cuando vemos Deportes Cuatro en la tele, a lo mejor discutamos por algo. Sobre todo porque ellos son del Atlético y yo del Madrid, y hay cosas que no cuadran”. Ante estos desacuerdos, el padre puntualiza: “No discutimos mucho. Yo ya no le doy al fútbol la importancia que le dan ellos. Creo que por la edad, ya no lo vivo tanto como ellos. Pero no solemos discutir”.

Eso sí, cuando se les pregunta por qué a todos los hermanos les ha dado por jugar al fútbol, cada uno ofrece una respuesta diferente. Así, Abel parece tenerlo más claro. “A mi padre le gusta el futbol, a mí, también, y a los pequeños casi se les obliga a que les guste. Es como si fuera una cuestión de familia”. Raúl también se muestra consecuente: “Es ley de vida. Empezamos muy pequeños en el colegio en el que nos metieron nuestros padres,  nos encantó y seguimos donde estamos ahora”. Por su parte, a Iván no le parece tan evidente: “No sé si me han influido mis hermanos, porque desde pequeño me ha gustado mucho el fútbol. Me metieron en el equipo del colegio y siempre he disfrutado. Pero creo que siempre he seguido su ejemplo.  La verdad es que no tiene explicación porque me gusta tanto el fútbol. Lo necesito, no podría vivir sin fútbol”.

 

Abel es el mayor de los PastorAbel Pastor, jugador del Aficionado B y entrenador del Alevín F7

“Con los años te comprometes más porque ves que se están haciendo muy bien las cosas”

Futuro profesor, pues estudia cuarto de Magisterio y cuando termine piensa seguir con Educación Infantil, ya ha probado las mieles de jugar en el primer equipo de la Escuela. Ahora forma parte del Aficionado B y, además, disfruta como entrenador de los pequeños, labor que ya ha desempeñado durante cuatro temporadas. El resto del tiempo que le queda lo comparte con su novia y sus amigos.

¿Qué tal la experiencia tras siete años aquí?

Estoy contentísimo. Me han tratado bien siempre; lo que he necesitado, me lo han dado; los entrenadores por los que he pasado me han enseñado y me han tratado genial. No tengo ninguna queja de este club hasta ahora.

¿Vienes a la Escuela porque está cerca de tu casa o porque estás a gusto?

Cuando llegué, lo hice por comodidad, por seguir haciendo deporte. Pero con los años, te comprometes más, porque ves que se están haciendo muy bien las cosas.

¿De qué juegas?

De delantero centro. En la Escuela siempre he jugado delante, pero en el Atlético lo hacía de central. Al llegar aquí, en las pruebas me coloqué de delantero, porque estaba aburrido de ser central. Le gusté al míster y me puso ahí. Empecé a aprender y ahora no quiero salir de esa posición.

El mayor de los Pastor¿Tras haber probado el Aficionado A, estar en el B te sabe a poco?

No. Entré en un bucle de no estar contento con lo que esperaba del fútbol y baje al B. La gente me ayudó mucho y empecé a estar a gusto conmigo mismo. Luego recuperé el olfato goleador y todo vino rodado. Ahora estoy contentísimo.

¿Cuál es tu temporada más goleadora?

La primera de juvenil metí 34 goles.

¿El estilo combinativo te perjudica o te beneficia?

Me beneficia, pues me gusta asociarme con mis compañeros. El juego asociativo que tiene esta Escuela no lo  he visto en ningún sitio. Prefiero este estilo que jugar al pelotazo y correr a pelearte con los defensas. Para eso hay que tener un físico que yo no tengo.

¿Qué es lo que más te gusta de la Escuela?

La cercanía y las ayudas que tienes. Te haces daño, y hay un fisio que te atiende; tienes un problema personal, y hay un psicólogo; los directivos te ofrecen ayuda en cualquier momento. Todo esto lo he vivido en mis carnes

¿Quién ha sido el mejor entrenador que has tenido?

Jorge Vallejo, el director general de esta Escuela. También ha sido con el que he vivido mis mejores momentos aquí. Nadie me ha dado tanta confianza como él.

¿Cómo te definirías como jugador?

Versátil, trabajador y veloz. Pero sobre todo trabajador; lo doy todo por el equipo. Ayudo a mis compañeros y sé que no soy ninguna estrella.

En el Aficionado B¿Si viniera un club grande a por ti, te irías con pesar?

Me iría doliéndome mucho, porque dejaría a mis compañeros. Pero sería una oportunidad enorme. Ahora bien, si viniera un equipo medio que estuviera poco más arriba que el Moratalaz, no me iría.

¿Por qué ejerces de entrenador?

Porque me gustan mucho los niños. Entrenar a un equipo supone hacer lo que más me gusta: estar con niños y enseñarles a jugar al fútbol.

¿Piensas que podrás llegar a algo como entrenador?

Para llegar a la élite hay que trabajar muchísimo. Hay mucha gente que se implica con el fútbol. Para llegar hay que saber rodearse muy bien de gente. Creo que podría conseguirlo, pero tendría que trabajar muchísimo.

¿Qué tal la relación con los padres?

Genial. No he tenido ningún percance con los padres en los años que llevo en la Escuela. Intento llevarme bien con ellos,  porque si los padres hablan bien del entrenador en casa, los niños van a entrenar con mejor predisposición para pasárselo bien.

Siete temporadas en la EDM¿Te gustaría entrenar a mayores?

Sí, por supuesto, pero eso será más adelante. Creo que todavía me queda mucho por aprender.

¿Ser entrenador te hace ser mejor jugador?

Sí, claro que sí. Siendo entrenador tienes que intentar dominar los conceptos del juego. Y si los conoces y los trabajas con los chavales, tú mismo te aplicas el cuento luego.

¿Y al revés?

Sí, también. Son tareas que se compenetran. Llevo muchos años jugando al futbol y eso me da sabiduría para actuar como entrenador con los chavales. Veo casos, situaciones y conceptos que entiendes y que te hacen ser mejor entrenador.

 

En el Juvenil CRaul Pastor, jugador del Juvenil C

“Aquí haces amigos, te lo pasas genial y te desestresas”

Este estudiante de primero de bachillerato de Ciencias en el Colegio Santo Ángel tiene 16 años y también disputa su séptima temporada en la EDM. Como a sus hermanos, se decanta por el fútbol y los amigos.

¿Qué tal la experiencia tras siete años en la EDM?

Genial, estoy contentísimo con la Escuela. Todos los entrenadores me han tratado genial y los compañeros también son impresionantes.

¿Si la Escuela no estuviera al lado de tu casa, te desplazarías para jugar en ella?

Claro, si estoy a gusto y disfruto, por qué no lo iba  a hacer. No vengo solo porque esté cerca de mi casa.

¿Qué es lo que más te gusta de la Escuela?

Que haces muchos amigos, que te lo pasas genial, que te desestresas de los estudios y que puedo jugar al fútbol con tranquilidad.

Dándole al balón¿Y lo que menos?

Que el césped del campo debería estar mejor. Todo lo demás es genial.

¿En qué puesto juegas?

De mediocentro, aunque he jugado en todas las posiciones. Pero la que más me gusta es esa, porque tiene todas las funciones del campo: defender, atacar, ayuda… Siempre me ha gustado.

¿Cómo te definirías como jugador?

Soy un buen jugador. Defiendo muy bien, voy duro al balón y pierdo pocas pelotas.

¿A qué jugador te gustaría parecerte?

A Busquets o a Xavi Alonso, aunque de pequeño mi ídolo era Fernado Torres, pero porque era de Atlético.

¿Quién ha sido el mejor entrenador que has tenido?

Los que mejor recuerdo me han dejado han sido Dardo y Besari. Fue mi primera temporada aquí  y me lo pasé genial. Aunque no quedamos muy arriba en la clasificación, disfruté mucho. Pero el mejor entrenador que he visto aquí es Berenguer. Es un tío muy listo, que está muy bien cualificado para ser entrenador.

¿Jugar al toque te perjudica o te beneficia?

Me beneficia por ser mediocentro. Jugar al pelotazo es casi jugar a otro deporte. Comparto el estilo y aquí se le da la importancia necesaria.

El mediano de losPastor¿El fútbol es un simple pasatiempo para ti?

Juego porque lo necesito. En vacaciones no paro de jugar. El fútbol es algo más que una simple afición.

¿Si te fichara un club grande, te irías con pesar?

Claro que me dolería. Después de siete años en esta increíble Escuela, me costaría abandonarla.

¿Acabarás algún día de entrenador?

Prefiero jugar a entrenar. Ser entrenador me parece un poco agobiante, no me llena mucho.

 

En el cadete DIván Pastor, jugador del Cadete D

“Jugando al toque hay más compromiso y confianza”

Este joven de quince años estudiante de cuarto de ESO en el colegio Santo Ángel cumple también su séptima temporada en la EDM. Empezó en los prebenjamines de segundo año y actualmente forma parte de la plantilla del Cadete D. Como a sus hermanos, además del fútbol, le gusta salir con sus amigos.

Tras siete años en la Escuela, ¿cómo definirías la experiencia?

El fútbol me encanta y estoy contentísimo de jugarlo aquí. Tengo muchos amigos y salgo con ellos.

Si la EDM estuviera en Vallecas, por ejemplo,  ¿irías a jugar allí?

Si fuera como esta, no vería ningún inconveniente para ir allí.

¿Qué es lo que más te gusta de la EDM?

A parte de que es cómodo, porque me pilla al lado de casa, las gentes de aquí son buenas personas y me tratan bien. Siempre están dispuestas a ayudar. Estoy conforme con todo, no tengo ninguna queja.

¿De qué juegas?

Ahora lo hago de extremo, pero siempre he sido mediocentro.

El menor de los hermanos¿Dónde te gusta más jugar?

Disfruto más de extremo, porque meto goles, pero de mediocentro también disfruto, porque mueves la pelota y se participa mucho en el juego. Pero si tuviera que elegir, cogería de extremo.

¿Te perjudica o beneficia el estilo de combinación de la Escuela?

Me viene perfecto. El toque me gusta mucho, y el pelotazo, nada. Como todos jugamos con el mismo sistema, nos entendemos mejor cuando cambiamos de equipo. El modo de juego influye en muchas cosas, tocar une más a la gente, jugando así suele haber más compromiso y confianza.

¿Defínete como jugador?

Reconozco que soy un poco egoísta con el balón, pero como soy el capitán, animo mucho al equipo; soy optimista y no me suelo quejar mucho.

¿Cuál es el mejor entrenador que has tenido en la Escuela?

Elias Garcia es el que mejor recuerdo me ha dejado.

¿Piensas ser entrenador algún día?

De momento no me atrae, pero puede que con los años…